27 de septiembre de 2005

SOBRE SANTIAGO



¿Es Santiago una ciudad agradable para vivir?, la pregunta que lanzaste, sin duda, es recurrente, pero no por ello agotada. Me parece interesante la provocación considerando que vengo llegando de una semana en el sur de chilito (donde a su vez seguí derribando mucho de los mitos relativos a su gente y tierras aunque eso requiere otra conversación) cuyos lugares como Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Puerto Varas algo de sanación entregaron a mi esmirriada alma. Con dicha paz interna pienso en Santiago y la verdad es que analizo las críticas recurrentes que le realiza la gente y llego a la conclusión que… Sí tienen razón. Existen ciento cincuenta mil argumentos para no vivir en Santiago, creo que nadie puede negar el problema del smog, la delincuencia, la aglomeración asfixiante de personas en ciertos lugares, los problemas sicosociales (sentimiento de marginalidad, de soledad, ritmo acelerado y agobiante de trabajo, etc.), lo gris de su apariencia que se refleja en el semblante de sus habitantes, en fin un cúmulo de evidencias que a cualquier extraterrestre o algún visitante de una ciudad desarrollada (que curioso, me resultan similares) lo dejaría pensando un rato largo el porque cinco millones de tontos siguen en un lugar que a todas luces es desventajoso. La verdad es que como miembro honorario de este club de cinco millones, miembro que no se iría de este lugar, creo que a pesar de las innumerables pruebas de lo invivivle de Santiago busco sólo una razón para permanecer aquí y lo bueno es que la encuentro, es una razón dual y es la dicotomía de ciudad grande y pequeña a la vez. Creo que no cuesta mucho destacar en esta ciudad, con un poco de trabajo y contacto un alma megalómana puede ser reconocida en muchos círculos, situación impensada en Nueva York o Tokio, es aquí cuando considero a Santiago una ciudad estrecha, pequeña, casi mínima, puedo saludar a gente en lugares increíbles y me reconocen. Lo increíble es que si quiero desaparecer Santiago se vuelve una ciudad enorme, no evidente y puedo perderme sin dejar huella, lo que a ratos agradezco y encuentro impagable. A la larga mi gran razón para vivir aquí es la elasticidad de esta ciudad en la que siempre he vivido y que se ajusta a las condiciones cambiantes de mi curioso espíritu.

Freddy



Siempre me ha sorprendido el cariño por lo "propio", nunca he entendido el nacionalismo. ¿Por qué tienes que amar un país o ciudad por el sólo hecho de haber nacido ahí? Si profundizamos, creo que en esos casos lo que se ama son los amigos, familiares y recuerdos. Evidentemente no hago excepción con Santiago. Si amo u odio a la capital, no tiene nada que ver con que yo sea santiaguino. Y, en este caso, me abstraeré de mis cariños y memorias A estas alturas asumo como principio de vida un relativismo extenso. Por lo mismo, la distinción que haces entre un habitante de Santiago y un "extraterrestre" me parece acertada. Ahora, así como tu comparas Santiago con ciudades desarrolladas ¿Por qué no compararla con Nueva Delhi? Santiago no es una ciudad tan contaminada como El Cairo ni los niveles de delincuencia son como los de Río. ¿Entonces, qué apreciación es válida? Evidentemente TODAS, pero existen algunos argumentos formulados en un debate tan poco novedoso como éste creo que parten de un error: Creer que todos estamos de acuerdo en que queremos una ciudad modelo, ordenadísima y tranquila al estilo de ciudades de países desarrollados. Creo que parte del encanto, de Santiago, al menos para mí, es su desorden, asimetría y ruido. Hay belleza también en la pobreza. Lo que me gusta de Santiago es precisamente el desorden, se trata de una ciudad disparatada que nunca termina de sorprendente. Así, tal falta de armonía, no me gusta para mi casa, precisamente porque es MI casa, me gusta para el resto del entorno: la ciudad en que vivo. Tan poco armoniosa es, que en el centro del desorden a veces encuentras parajes exageradamente pulcros, limpios y ordenados, casi plásticos. Me sorprende ver como los sistemas de recolección de basura funcionan a la perfección en una manzana, y en la siguiente, pésimo.Ahora, en cuanto a los lugares de encuentro, creo que tenemos muchos, místicos, acogedores y bien distribuidos. Por lo mismo siempre tendrás donde perderte. Como te gusta.Pero quizás a veces me queda un poco grande, sobre todo cuando debo ir a un sitio del suceso a Quilicura. O ir a visitarte a San Bernardo.Tengo fe en el Transantiago. Y tengo fe en que nuestra ciudad mantenga sus asimetrías y locuras, en la medida que se va pareciendo día a día más a Miami. Como quiere el pueblo.Vox Populi, Vox Dei.






Roberto

21 de septiembre de 2005

Esto comienza gracias a todos tu solo





Ya seres humanos, comienza este espacio de conversación entre nuestro equipo multidisciplinario (ver foto)personas aburridas de la cotidiana conversación sin sentido en nuestros diarios espacios de paso. Ahora trasladaremos nuestro discurso trasnochado, desde los bares de mala muerte de Santiago a la web. ¡Nos vemos!