27 de febrero de 2006

DE CONCIERTOS Y REVOLUCIONES CON PISTOLAS DE AGUA



¡1,2,3..14! ¡Que gran concierto el del domingo!, técnicamente debe ser el mejor concierto al que he asistido. Un sonido impecable, una puesta en escena jugada por parte del grupo y una escenografía alucinante, agresiva y potente. En fin, redondo visual y musicalmente, pero...

Me desconcierta el revuelo que causa la figura de Bono Vox, esa masiva admiración a su persona en cuanto a su interés por materias sociales y políticas abruma. Siendo más estricto no la entiendo. Su postulación al premio Nobel de la paz (a pesar del descrédito que ha tenido este premio en el pasado, de muestra un botón: Kissinger), sus reuniones con mandatarios e influyentes personajes del ámbito económico y político sinceramente más que causarme admiración me causa extrañeza.

En principio, creo que Bono es un personaje disperso, hablar de todas las causas perdidas en el mundo me parece, por lo menos, improductivo. De hecho, uno de los problemas que más me molesta de algunos de sus discursos es la liviandad de sus mensajes (en el concierto señala en el buen pie y camino recorrido para derrotar la pobreza en nuestro país, ¿sabrá que durante los últimos años las diferencias sociales se han incrementado en Chile y nos deja tristemente a la cabeza de este fatal ranking de desigualdad en el mundo?). Unido a lo anterior creo que existe una tremenda complacencia en su discurso al postular la unión de ricos-pobres, toturador-torturado, cristianos-judíos-musulmanes, como una realidad futura basada solo en la buena disposición de los seres humanos, lo que demuestra una increíble falta de conocimiento de las raíces históricas de los conflictos, ignorancia que también históricamente ha significado la imposibilidad de la solución real de ellos. Pedir a Condoleezza Rice que reflexione sobre la política exterior de E.E.U.U. es como pedirle a un esquizofrénico que no tenga más episodios de crisis solo con su fuerza de voluntad. Irónico ( y prometo que no se me sale lo resentido en este comentario) es que el grupo más millonario del momento en el mundo tenga a la pobreza como bandera de lucha sin abandonar mucho de sus privilegios.

En resumen, encuentro que la figura de Bono Vox está absolutamente sobrevalorada, no critico sus intenciones, pero claramente su percepción y forma de llevar una lucha que a todas luces me significa inocente, inofensiva y dispersa (a todo su compañero Edge señaló alguna vez que a veces no comparte esa semi-apostólica e inocua postura de él), ¿se juntaría con Lagos, Lula o ¡Condoleezza Rice! si fuera una molestia? que desperdicio de tamaño poder mediático (nótese decepción en este comentario). Creánme que el día que quiera revolucionar un jardín infantil voy a hacer lo imposible por contactarlo para que se una en la lucha (ojo creo que aceptaría). En todo caso...¡canta la raja!.





Freddy




No me di cuenta como U2 llegó a ser lo que es hoy. Me parecen un grupo genial, pero en ningún caso la mejor banda del mundo, creo que si hubiera estado en Chile hubiera ido al recital con más interés en Franz Ferdinand. Tampoco la más popular, aunque están bastante cercanos a eso. De hecho en Brasil se presentaron horas más tarde que Rolling Stones y demás está decir que los ingleses causaron mucha más expectación que los irlandeses.
Pero de que son un fenómeno...lo son, y más aún su vocalista. En general siempre me ha desagradado que en bandas dotadas de genialidad la mayor parte del crédito se lo lleve el cantante, en circunstancias que, habitualmente, no es el más talentoso y muchas veces ni siquiera participa en la creación de los tracks. No es el caso de Bono quien es el alma de una agrupación llena de virtudes, a mi juicio la mayor de todas, la manera de enfrentar el paso del tiempo. Cada disco de U2 es distinto al anterior e incorpora elementos artísticamente valiosos cuya originalidad nadie podría reprochar. Sin embargo la evolución de su postura política merece algunos reparos. Originalmente eran una banda de rock cristiano, desde “Boy” hasta “Joshua Tree”, entonces, al parecer algo les incomodó porque en algún momento Bono, en un arranque de sinceridad, declaró que no eran más que una ruidosa banda de rock’n roll. Desde entonces la posición del grupo ha sido bastante más ambigua.
Sin embargo en el presente milenio la dirección del discurso parece clara. Lo que no sabemos es si es honesta como parecía en los tempranos ‘80s, tampoco si es coherente o sustentable. Pero me parece tan sencilla como quimérica: “Paz y pan para todos”. Evidentemente no es una proclama profunda o intelectualmente sólida, además con la natural suspicacia que a estas alturas, más que un defecto, es una consecuencia ineludible del entorno que nos ha tocado vivir, podríamos apuntar que Bono parece más motivado por obtener el Nobel que por la efectiva materialización de sus postulados. Pero creo que, sumando y restando, es útil que además de entregarnos rock de calidad manifieste una opción por la paz y la lucha contra el hambre en el mundo, por naif que sea.
Peor sería que, como en el caso de Frank Sinatra, tras una voz angelical se esconda un racista y mafioso. No seamos tan ambiciosos y crucifiquemos en primer lugar a los que más lo merecen.

Roberto






14 de febrero de 2006

Barrios


La primera vez que vi a mi amigo fiscal, coloquialmente apodado “Mago”, en TV  fue en circunstancias siniestras. Le correspondió investigar en diciembre pasado la golpiza que le propinaron a un joven punk en el Barrio Brasil. Tras la agresión, el muchacho quedó en coma, falleciendo recientemente. Ayer, nuevamente me sorprendieron imágenes de violencia en el mentado barrio. ¿Qué pasó? Hace un par de años, cuando vivíamos en Santiago, ese sector era nuestro patio trasero. Salíamos a carretear hasta la madrugada y jamás me sentí intranquilo. Alguno podrá decir que mi compadre y yo no somos precisamente “pitufos”, pero creo que la cuestión va más allá. El barrio ha cambiado para mal. Y eso me duele por el cariño que le tengo, por la empatía con las víctimas y porque muchos aprovechan de convertir estas situaciones en bandera de lucha para instar por la implementación de políticas de represión que solo empeoran las cosas. Me parece que el orígen de la violencia en este caso es complejo, vinculado a lógicas de rol, sectarismos y distorsiones conductuales. Pero nada que no se pueda solucionar más con buena voluntad que con fuerzas especiales.
Por otra parte, otro barrio que también me es querido está cambiando: El sector de la Plaza Las Lilas. La amenaza en tal caso no parece tan grave: introducir un asistemático centro comercial que aniquilará (ya es un hecho, se está construyendo) la identidad del barrio y su tranquilidad. Se trata de un hermoso enclave de clase alta en que la quietud de los días domingos sólo es interrumpida por un organillero. Los vecinos, sin embargo, se defendieron, luchando hasta el final. Perdieron, pero con la bandera al tope.
¿Por qué el Barrio Brasil no puede hacer lo mismo con armas razonables pero entusiastas? Me niego a creer que la diferencia socio económica sea el factor que impide a mis ex vecinos lograr vencer el cambio (no todo cambio es para bien, por algo el eslogan cayó en desgracia) Más aún si el mal que le aqueja es más grave y aparentemente con soluciones más a mano. No sólo más carabineros.
Finalmente, otro barrio, quizás el que me es más querido de todos ha cambiado, espero no definitivamente. San Bernardo, en tal caso el cambio a que hago referencia es sólo cosmético, lógicamente el único que puedo advertir si tras vivir 16 años en él, ahora sólo lo visito el día de la marmota: Me refiero al aspecto de la comuna: su aseo y ornato. ¿Qué quedó del lema que acompañaba la carismática imagen del perro mascota de la ciudad, “Ayudemos a Abelardo a mantener limpio San Bernardo”? Nada que decir de mi actual barrio. Jamás lo conocí limpio...
Pues lo que propongo en esta oportunidad es seguir, aunque sea en algunos comportamientos, el ejemplo de los ricos e influyentes: Defender lo que queremos.



Roberto