29 de diciembre de 2007

AL FINAL DE ESTE VIAJE.

“Mi nombre es Roberto Rabi. Quizá haya oído hablar de mi, pero es más probable que no. Da igual. Ese no es mi verdadero nombre. Mi verdadero nombre no lo recuerdo. Disculpe. No es que importe. Es decir, ya no”. (Parafraseando a Paul Auster en “Ciudad de Cristal”)

Así, como un par de millones de santiaguinos, termino el año: más que estresado, aturdido. No sólo por el transantiago, el pánico colectivo que han generado femicidios, alunizajes, secuestros con resultado de muerte y, en general toda la violencia desatada de nuestra tradicionalmente gris sociedad. Sino porque, a mi juicio, el 2007 no dejó casi nada bueno.

Lo peor de todo es que los gringos están en crisis, por lo que estamos bastante saltones, nuestro IPC se disparó durante el año, los consumidores, como yo, están endeudados hasta el quetejedi y el crecimiento no repunta. Si no fuera por el precio de los comodities como el cobre, nos estaríamos enfrentando a un panorama verdaderamente negro. Es cierto, a algunos les fue bien pese a todo. Me alegro sinceramente por ellos.

El panorama político es, por otra parte, complejo. Finalmente echaron a Adolfo, lo que deja la mesa servida para un reordenamiento de Concertación y Alianza. Siempre creí que los tres tercios tarde o temprano revivirían, toda vez que no me cabía en la cabeza que un católico, inspirado en Maritains, pudiese coexistir en un mismo hogar con un ateo inspirado en Marx, o al menos en Chomsky. Por muchos colores que tuviese el arcoiris. Hoy constatando la existencia de un “aliancismo laguista”, me ha quedado claro que cualquier ordenamiento es posible en Chile, porque esgrimiendo su desagrado por la política la mayoría de las personas -y casi la totalidad de los jóvenes- consideran innecesario tener una idea, por tosca que sea, sobre qué tipo de sociedad quieren. Así, para los políticos hoy es cuestión de asesorarse por publicistas, y nos meterán no sólo el dedo en la boca.

Sin embargo, en ese mismo orden de ideas parece asomar una respuesta, porque al ciudadano de a pie, a quién ya no le importa la estructura del sistema productivo, cómo se genere empleo, cómo se maneje el presupuesto (¡ni siquiera mucho las políticas tributarias!, lo que ya es demasiado decir) sí le importa que no lo caguen con el electrodoméstico que compró o que no le presten un servicio distinto del que le ofrecieron y por eso sí está dispuesto a reclamar. Tampoco le es indiferente lo que le ocurre cuando lo cogotean. Sino pregúntenle a Gonzalo Fuenzalida. Los pingüinos dieron el puntapié inicial el año pasado: por problemas específicos todos estamos dispuestos a levantar la voz. Siendo así, la suma de “demandantes sociales” podría generar un todo que mitigue las nefastas consecuencias de la apatía social, que ha permitido que ciertos políticos y tecnócratas nos tengan firmemente agarrados de los cocos (y similares, para que no me traten de misógino)

Esa es mi esperanza para el 2008, que de una vez por todas se abran las grandes alamedas y exijamos respeto. Sólo para empezar. En todo caso, rescato que no hemos perdido el sentido del humor el último bastión de lo auténticamente humano: es cuestión de ver la cantidad de chistes sobre el transantiago. Junto a la esperanza, nos ayuda a esperar un 2008 mejor.

Así sea.

Roberto

17 de diciembre de 2007

Tiempo de Comprar Regalos.

Una de las más groseras inconsecuencias de nuestro pueblo la podemos notar en estos días: ¿Quién no ha denostado el consumismo asociado a la navidad? ¿Quién no alega que se ha desnaturalizado una celebración de connotación esencialmente religiosa, destinada a la reflexión y a celebrar el nacimiento de la cara humana de Dios, al ritmo frenético de la compra de regalos? ¿Quién no evoca, en sus fetiches varios, la figura de un viejo abrigado a rabiar, con ropajes saturados de los colores de la Coca Cola mientras el termómetro marca más de 30º Celsius? (86 Fahrenheit, para los que ya comulgan con el concepto hasta en los detalles) Abusaré en este caso de la autoridad que me da no creer en ningún sentido trascendente de la navidad, y de ser bastante adorador de la estética roja verde y blanca para criticar un problema grave no de frivolidad (o si se quiere, no sólo de frivolidad) sino que primordialmente de consecuencia.

Hoy, como tratándose de la mayoría de los eventos, conceptos, símbolos y seres, cada uno de nosotros tiene una visión o teoría personal. Como Sick Boy en Trainspotting. La hacemos a nuestra medida, para efectos de justificar lo que hacemos y pensamos permitiéndonos alcanzar la comodidad intelectual, material y -sobre todo- moral. Tratándose de la navidad supongo que buena parte de estas teorías integradoras podrán explicar por qué la navidad es importante para nosotros, por qué se le entiende como una fiesta eminentemente espiritual y, al mismo tiempo, por qué los regalos y el consumo, terminan siendo lo medular.

Supongo que todo este sin sentido no nos parece escalofriante, porque, cual mal de muchos, prácticamente no hay nadie que se libre y ver al de al lado con la misma careta, el mismo discurso y la misma pretensión de trascendencia. Eso nos tranquiliza. Alguien dijo la navidad chilena es tan falsa como la sonrisa del Papa. Con aparadores repletos de pinos de plástico que en el peor de los casos son blancos –el arribismo de quienes creen que pueden igualar sus hogares al sur de Noruega-, se promueven en los recintos de compra y venta cuanta idiotez se les ocurra a los incubus de las jugueterías: macilentas muñecas de larga cabellera rubia capaces de recitar el padre nuestro en arameo y sin perder la compostura”. (1) Pues bien, para mí la falsedad esencial es que este entorno no nos disgusta y pretendemos que así es. Si verdaderamente el consumismo navideño nos repugnara en el fondo –en la forma no hay duda que molesta, porque no conozco a nadie tan enfermo como para sentirse cómodo en las aglomeraciones de los malls- sencillamente le daríamos a estos días el sentido espiritual que se pretende y punto. Los stocks de las multitiendas serían sólo volúmenes indescriptibles de banalidad despreciada.

En fin, así nos gusta. No me vengan con cuentos.

Roberto.

(1) Aníbal Venegas.

10 de diciembre de 2007

Tecnócratas,


“Técnico o persona especializada en alguna materia de economía, administración, etc., que ejerce su cargo público con tendencia a hallar soluciones eficaces por encima de otras consideraciones ideológicas o políticas”. (Diccionario RAE)

Se les considera altaneros, prepotentes, necesarios, incomprendidos, inhumanos. Los hay de todas las calidades y diseños. Y en todos los rincones de nuestra loca geografía.

Su sola existencia encierra una contradicción vital: no es posible adoptar decisiones meramente técnicas sin basarse siempre y a todo evento en consideraciones políticas previas. Porque la historia no se ha acabado, no existen consensos planetarios definitivos, ni siquiera, aunque muchos así lo asuman, la democracia y el neoliberalismo. Estos especímenes se han convertido en actores determinantes en el proceso de legitimación de los diversos planes y proyectos de diversa magnitud y fortuna. ¿Alguien dijo Transantiago por ahí?

Lamentablemente han fallado. Una y otra vez, y a veces con estrépito. ¿Por qué, si en nuestro país hay tan buenos profesionales y técnicos especializados? Una de las razones sin duda, es que independientemente se su real o presunta excelencia, se han caído. Y feo (¿Alguien dijo Transantiago?) Pero la cuestión central es que la relación entre los tecnócratas y los señores políticos está podrida, carece de armonía, de un Norte. Y peor aún, no hay sintonía entre el trabajo de unos y otros y el sentir popular. Eso no es menor: por muy equivocada, inculta y disparatada que sea la opinión de las masas, las decisiones no se pueden imponer eficientemente sin considerarla, por que ese es el destino de las sociedades humanas: el conocimiento se concentra en pocos, y su fruto se distribuye entre muchos, sólo si aquellos pocos son capaces de coordinar la manera. Si pueden y quieren. Las masas no tienen esa responsabilidad. Las masas son masas. En Chile recién se está comenzando a generar un germen de sociedad civil. Esperemos que se consolide pues ciertamente nos aleja del caos impidiendo la aplanadora tecnocrática cuando los señores políticos no son capaces.

Roberto.

18 de noviembre de 2007

¿Cuál es la idea?


Algunos días antes de la cumbre buena parte de los periodistas y cientistas políticos apostaron que en definitiva las declaraciones finales no aportarían mucho. Fue aun peor, la atención se centró en un incidente más propio de pelea de ebrios o de viejas copuchentas, que un debate político serio. Si en definitiva lo que vale la pena comentar es si el Rey estuvo bien o mal al mandar a callar a Chavez o si el venezolano estuvo acertado o no al insultar al presidente y la clase política española, resulta entonces que estamos presenciando la plena hegemonía de la lógica de la farándula (por algo Chavez llegó cantando)

A mi juicio el escenario político hoy en América latina es uno de los más interesantes que me ha tocado presenciar, la formación de un eje apoyado en una ideología para nada moderada, de los supuestos o ciertos herederos del Ché y del hoy Coma – andante Fidel, no debería dejarnos indiferentes, no sólo por las consecuencias propiamente políticas, de alcance global, (por muy poco influyentes que sean tales países de cara al primer mundo, para Estados Unidos no es cómodo tener la mitad de su patio trasero tratando de quemarle la casa) sino también económicos.

Resulta que ahora también Brasil tiene importantes reservas de petróleo y un gobierno supuestamente de izquierda, ¿qué pasa si lo sumamos al petróleo de Venezuela integrando a los pentacampeones al bloque con sus más de 180 millones de almas? ¿Alcanza para la revolución? ¿Qué papel le cabe a Chile? ¿Hay más interés en ese bloque o en la consolidación de un “Club de Lulú” en el cono sur?

No señores, no se hablará de nada de eso, porque al rey se le ocurrió hacer callar a Chavez, copando así el espacio disponible en los medios, menos mal que no se tiró un pedo y que Chavez no le dio un agarrón de poto a Bachelet! hubiéramos tenido banalidades para comentar por mucho tiempo.

Quizás "¿Por qué no te callas?" serán las palabras más recordadas del 2007 en Chile después, por cierto, de "¡Wena Naty!" Por favor, menos Chavez y más Chomsky, hay mucha plata y vidas en juego. Si la idea es comentar apasionados enfrentamientos simbólicos, mejor centrémonos en las eliminatorias. El fútbol, como dijo alguna vez mi compadre, siempre será la más importante dede las cosas menos importantes.

Roberto.


2 de noviembre de 2007

LO QUE CREO


Me gustaría escribir nuevamente sobre Halloween y las transformaciones comerciales y culturales implícitas en este injerto. Pero ya lo hice hace dos años. Por ello y considerando que en la justificación de estos días especiales encontramos referencias a “todos los santos”, difuntos, brujas, fantasmas, etc. encuentro una excusa extraordinaria para referirme a lo trascendente y lo espiritual en nuestros días.

En general, siendo la tendencia actual un cambio vertiginoso y errático en las creencias de las personas en relación a la divinidad (en Chile, por ejemplo, la gran transformación es la importante disminución del número de católicos y el aumento de los evangélicos) considerando el panorama global, lo más sorprendente y definitivo es el aumento sostenido de las personas que no creen en nada. En Francia, por ejemplo, cerca del 35% de la población es atea o agnóstica, también, aunque en menor medida en Sudamérica cada vez son más los no creyentes, que incluso se agrupan y plantean reflexiones ideológicas interesantes.

¿Por qué? Es difícil de afirmarlo con certeza. para algunos, la razón es que “en todos los cambios pasados la religión siempre se pudo articular sobre la nueva experiencia laboral, sobre la nueva matriz de conocimiento, sobre el significado y valor que éstas producían, lo que no es actualmente el caso”.(1) No podemos desconocer la influencia de la difusión mediática de las aberraciones y actos terroristas, cometidos en nombre de la religión.

Asumiendo ese panorama, cabe reeditar la pregunta de Eco y Martini ¿En qué creen los que no creen? Y también cuestionarse ¿Qué sentido tienen estos días? ¿A qué le temen los no creyentes? ¿Qué esperan encontrar después de la muerte? Mis respuestas como uno de los exponentes de este grupo en crecimiento, son simples y en cierto modo pesimistas. Sólo creo en lo que puedo constatar, empleando los mecanismos que más éxito han tenido a efectos de acercarse a la verdad, y dentro de ellos ciertamente, las ciencias. ¿Qué sentido tienen estos días? Ejercitar la memoria, sentirnos mejor, divertirnos, descansar. ¿Qué espero encontrar después de morir? Nada, con la muerte termina todo, al menos para mí.

La pregunta sobre los temores es la que me parece más atractiva. Alguna vez con mi compadre comentamos, siendo los dos en ese entonces jóvenes católicos practicantes, que sólo en el contexto religioso se encontraba el auténtico miedo: Así por ejemplo, “El exorcista” asusta más que “Alien”. Hoy como expresión del abandono de las creencias a que me refiero, cada vez el hombre es menos temeroso de lo metafísico y más del delincuente, de perder el trabajo. De la enfermedad. Un experimento sencillo me llevó a constatar tal realidad con un ampliamente difundido vídeo en youtube denominado “Obedece a la Morsa” supuestamente elaborado por una curiosa secta satánica de minorías sexuales. A ojos de no creyentes, y escépticos (Como mi compadre y yo) sólo sorprende la crueldad del empleo de la enfermedad de un ser humano ridiculizado y en cierto modo vejado. Algunos creyentes (como uno de mis alumnos en la Autónoma) me comentaron que sencillamente no pudieron terminar de verlo, porque sintieron algo poderoso e indescriptible. Un colega mío adorador de la Virgen, muy talentoso intelectualmente, sólo vio un par de segundos y me dijo “tu me conoces, prefiero no ver esta huevada”.

Así entonces, la laicización de nuestro entorno cambiará algo más que el número de asistentes a los templos. Hoy me refiero a los fantasmas y demonios. Podría hacer el mismo ejercicio respecto de la navidad. Es curioso, pero no dejo de sentir una profunda tristeza cuando pienso en el pesebre. Pero también resignación y tranquilidad: La vida vale la pena vivirla intensamente aún sin Dios.

De más está decir que me interesa profundamente su opinión al respecto.



Roberto

(1) Robles, J. Amando “La Religión de Hoy: Crisis y Retos”, archivos UNA, Pág 7.


22 de octubre de 2007

¿ES CHILE UN PAÍS TOLERANTE A LA DIVERSIDAD SEXUAL?



No. No me vengan con cuentos, a los pacos gay los echaron por homosexuales (la versión según la cual en tal institución no se discrimina en función de la orientación sexual, derechamente no es creíble) y no a todos les parece una segregación aberrante. Es más, he visto algunas encuestas, (en las que para votar no hay que dar la cara) en que cerca del cuarenta por ciento de los consultados está de acuerdo con tal decisión, así, tal cual: fuera por fletos.

Bastante lógica me parece la argumentación de Roberto Gaete: “¿Cómo no esperar abusos y discriminación por parte de las fuerzas policíacas si hasta entre ellos mismos practican la intolerancia?” Sin embargo me parece que no todos compartimos tales ideales. ¿Por qué muchos pretenden otra cosa entonces? ¿Por qué pretendemos ser una sociedad abierta a todas las alternativas sexuales de sus integrantes? Una cosa son los chistes de diversos calibres y calidades y otra cosa nuestra posición en serio. Los que tienen hijos ¿aceptarían con la misma sonrisa cualquier opción sexual de sus hijos? ¿Se sentirá nuestra población, aterrorizada por la acción incontenible de la delincuencia, igualmente segura con los cuarteles abiertos a todas las alternativas sexuales? Precisamente uno de los argumentos que se supone fuerte a la hora de cuestionar la posibilidad de ordenar la legislación sobre matrimonio civil eliminando la referencia del artículo 102 del Código Civil a “un hombre y una mujer”, es que la homosexualidad es entendida aún como una anomalía, cuando no como una perversión. Por lo mismo, los detractores del matrimonio gay argumentan que éste incentiva, a través del ejemplo, tal opción sexual. Estimados, si no queremos matrimonio gay, por la posibilidad de que los niños sean homosexuales o lesbianas, es que no queremos homosexuales o lesbianas. En su versión menos radical: si no queremos que nuestros hijos sean gays porque asumimos que su vida será un infierno por tal elección, o condición si se quiere, eso significa que, o no estamos dispuestos a dar la pelea por una sociedad verdaderamente abierta y tolerante o que nos gusta tal como está.

Por otra parte la cuestión me parece tremendamente complicada considerando que aproximadamente el 70% de los chilenos se dice católico, y el discurso oficial, muy seria y prolíficamente fundado de tal religión (recuerden que por muchos años, a cargo de la Congregación para la Doctrina de la Fe, estuvo el Cardenal Ratzinger, actual Papa) es de rechazo a la homosexualidad.

Creo que finalmente llegará el día en que el peso de los argumentos de los gays, el esfuerzo de sus líderes y su trabajo disciplinado y firme termine por prevalecer y consigan un tratamiento, a lo menos digno.

Pero por otra parte soy pesimista: Apuesto a que jamás los chilenos serán sufientemente honestos manifestando realmente lo que piensan y sienten, si no es políticamente correcto.



Roberto.


10 de octubre de 2007

PINOCHET, AÚN.


Los recientes procesamientos de buena parte del denominado “Clan Pinochet”, han dado lugar a celebraciones, imputaciones, discusiones y en general un revuelo bastante inoficioso en que puedo notar bastantes distorsiones que me parecen graves:

La primera es que la aproximación política que muchos le han dado a un tema que tiene un fondo jurídico complejo me ha parecido lamentable. No por el mero hecho de efectuar una lectura política de un fenómeno penal, sino por la falta de fundamentos con que se ha hecho. Por ejemplo, decir que el Ministro Cerda pretende, a través de un auto de procesamiento, desenfocar la opinión pública de las irregularidades del gobierno, me parece una apreciación que necesariamente debe estar respaldada de más antecedentes que meras suposiciones. Desde esta perspectiva, me parece también un desacierto celebrar de manera pública los procesamientos, como lo hicieron familiares de víctimas de la dictadura, toda vez que de una u otra manera tal actitud da a entender un ánimo de compensación entre cuestiones que no es admisible confundir: las muertes, desapariciones y torturas, por una parte, y la malversación de fondos públicos, evasión tributaria y falsificación de documentos, lo que el hombre de la calle denomina genéricamente “robo”, por otra.

También me parece una torpeza que, con todo lo que se ha cuestionado su gestión, Cerda viaje fuera del país a recibir un premio de 80 millones, por sus aportes a la causa de los derechos humanos. Manifiestamente tiende a intensificar la confusión a que hice referencia anteriormente. Ahora ¿alguno de ustedes rechazaría un premio de 80 palos por cuestiones de imagen? Yo no, pero acto seguido me retiro para evitar malos entendidos, considerando que la tramitación de la causa por los delitos señalados sigue su curso.

¿Qué se puede decir de los procesados, actualmente en libertad? Es imprescindible distinguir. En ciertos casos, a mi juicio, el procesamiento fue un desacierto, primero por una cuestión de garantías: el procedimiento se sigue conforme a las normas del antiguo Código de Procedimiento Penal, conforme al cual cada uno de los imputados debió ser escuchado en su calidad de tal, no como testigo, (Art. 274 C. de P.P. “...una vez que el juez haya interrogado al inculpado...”) También porque, en general buena parte de la doctrina penal ha sostenido que la malversación de fondos públicos es un delito de sujeto activo especial, (funcionario público) por lo cual los particulares integrantes del “Clan Pinochet” difícilmente podrían cometer tal delito.

Ahora, ¿“robaron o no robaron”? Mi impresión personal es que sostener la inocencia de todos es tan arriesgado como afirmar cual Mónica Madariaga “de los imbéciles que están ahí adentro el único inocente es mi hermano”. Parece a estas alturas incuestionable que al menos 20 millones de dólares, de todos los chilenos, terminaron en cuentas cuyos titulares forman parte del Clan. ¿qué responsabilidad tienen por ello los diversos procesados? Como lo afirmé en el comentario anterior, la responsabilidad penal es individual, difícilmente resulten todos absueltos. Aparentemente algunos como Óscar Aitken, quien habría sido el encargado de abrir las cuentas y de hacer circular el dinero, mi ex profesor Ambrosio Rodríguez, quien estuvo a cargo del “lavado” de ese dinero a gestionando la compra de propiedades, están bastante más metidos en el cuento que la hija menor de Pinocho que, al menos aparentemente, no sabe ni donde está parada. Todo poco claro, esa es la gran falencia de la resolución de Cerda, emplear demasiadas veces giros como “hay presunciones fundadas en el sentido que a esas personas que son parientes de Augusto José Ramón Pinochet Ugarte, que en paz descanse, han debido participar en ese delito” sin fundar claramente en qué consisten esas presunciones, paso por paso, más allá de la mera descripción de la circulación del dinero.

Quién lo diría, ni siquiera una vez “muerta la perra se acabó la leva”, como el mismo Pinochet lo dijo el día del golpe. A estas alturas para muchos de nosotros es cansador escuchar su apellido nuevamente en los medios, considerando que el dinero difícilmente se pueda recuperar. Rescato las sabias palabras de Rafael Urriola “la resolución de Cerda no cambiará un ápice la vida de los Chilenos”.

Pero al parecer tenemos Pinochet aún para rato.



    Roberto.


    29 de septiembre de 2007

    ¡WENA NATY!


    Quizás es un poco tarde para comentar porque, a estas alturas, el tema ha saturado un poco los medios. Sin embargo, en esta oportunidad, me tomé la libertad de entrevistar a una sicóloga especialista en el tema, la Doctora Lozano, quien tiene algunas respuestas interesantes sobre cuestiones vinculadas al debate de moda. Ella es la especialista, pero eso no implica que yo esté de acuerdo con todo lo que dice.

    ATTS Parece ser que por las difundidas imágenes de "Naty", se ha generado la impresión de que los adolescentes actualmente son muy distintos a los de hace unos años. ¿Qué tan distintos son los adolescentes en Chile hoy a los de hace veinte o treinta años? ¿Es cada generación notablemente distinta a la anterior? ¿Son cada vez más distintas una de la otra?

    DL. En términos del desarrollo humano, la adolescencia implica cambios que han sido los mismos en todas las épocas. Las diferencias están dadas por el contexto social, cultural y político en que esta etapa del desarrollo ocurre. Es así como cada generación está caracterizada de manera diferente a las otras. De esta forma, es imposible afirmar que los adolescentes chilenos son cada vez más distintos porque no se pueden medir las diferencias en términos de más o menos diferentes. Basta con decir que son diferentes dadas las condiciones externas en las que cada generación se desarrolla.

    ATTS Los adolescentes están hoy, aparentemente, explorando su sexualidad de manera más temprana ¿es eso cierto? ¿Qué peligros tiene? ¿Qué ventajas tiene?

    DL Hay estudios en Chile que avalan la afirmación respecto a que los adolescentes están iniciando su sexualidad más tempranamente. Se hace la diferenciación con la exploración de la sexualidad ya que la exploración es un proceso que deriva de los cambios físicos propios de la adolescencia, sin embargo, lo preocupante es que pasar de la exploración a la actividad sexual propiamente tal, está ocurriendo cada vez a una edad más temprana.

    Más que hablar de peligros, se debe hablar de riesgos y consecuencias. En primer lugar, iniciar una vida sexual a temprana edad conlleva los riesgos lógicos de esto: el embarazo, maternidad y paternidad en una etapa de la vida en la que psicológicamente (madurez y desarrollo emocional) no estamos preparados para ello. Además de los riesgos en el ámbito de la salud, y éste es uno de los aspectos más importantes, pues la adolescencia es un período de búsqueda de identidad, de reafirmación personal y psicológicamente es esta búsqueda la que motiva y guía el comportamiento de los adolescentes por lo que no ven la gravedad de los riesgos de una vida sexual activa de la misma forma a como los ve un adulto.

    Las consecuencias de iniciar la vida sexual a una edad temprana, en el ámbito psicológico se refieren a la interrupción del proceso de la adolescencia, pasando de la niñez a la adultez, sin que exista o exista de manera interrumpida, el período en el que los jóvenes pueden buscar su identidad, conocerse, diferenciarse e identificarse con los modelos que consideren más adecuados. De esta manera, cuando un proceso del desarrollo se ve interrumpido, necesariamente hay un alto riesgo de problemas psicológicos que pueden afectar las relaciones de pareja, relaciones laborales y el desarrollo personal.

    No es posible, desde una perspectiva psicológica general, hablar de las ventajas de interrumpir un proceso de nuestro desarrollo, como lo que ocurre con la adolescencia al iniciar una vida sexual a temprana edad. En este sentido, las ventajas, de existir, serían exclusivamente específicas para algún caso en particular.

    ATTS (Específicamente respecto de la adolescente filmada en plena felación) ¿Es un peligro para el desarrollo de los adolescentes la amplia gama de medios tecnológicos que permiten ver y hacerse ver en todos los ámbitos, incluso sexuales? ¿De ser así sería correcto plantear que alguien debería intervenir? (Familia, estado, colegios)

    DL No, de ninguna manera puede decirse que los medios tecnológicos sean un peligro. La tecnología y el acceso a ésta es algo al servicio de las personas. Lo que ocurre es que los cambios tecnológicos avanzan muy rápido, de tal suerte que un niño, aunque no quiera, ni lo quieran sus padres o su familia, se vé expuesto a una cantidad de información y de estímulos sexuales tan grande, que tiene que ser guiado por alguien. No podemos evitar lo que el medio y los cambios tecnológicos nos muestra, pero sí podemos y debemos controlar esto.

    Entonces cabe preguntarse ¿Lo inadecuado es practicar sexo oral? ¿Lo inadecuado es hacerlo a temprana edad? ¿Lo inadecuado es hacerlo mientras otras personas observan y filman? o ¿Lo inadecuado es hacerlo es un establecimiento educacional?

    Sin duda que las respuestas a estas preguntas deben hacernos reflexionar y por supuesto que la intervención a nivel educacional es imprescindible.


    Pues bien, desde una perspectiva jurídica, el entorno es complejo. Faltan antecedentes sobre los hechos específicos. Todo delito supone dolo o a lo menos cierto grado de negligencia, cuestión que con unos breves segundos de filmación no se puede acreditar. Los menores de dieciocho años son responsables penalmente en los términos que plantea la ley 20.084, por lo pronto entonces, el camarógrafo y los difusores, a no ser que tuviesen menos de 14 años, pueden ser culpables del delito previsto y sancionado en el artículo 366 quinquies del Código Penal.

    Artículo 366 quinquies.- El que participare en la producción de material pornográfico, cualquiera sea su soporte, en cuya elaboración hubieren sido utilizados menores de dieciocho años, será sancionado con presidio menor en su grado máximo.

    Para los efectos de este artículo y del artículo 374 bis, se entenderá por material pornográfico en cuya elaboración hubieren sido utilizados menores de dieciocho años, toda representación de éstos dedicados a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de sus partes genitales con fines primordialmente sexuales.


    Ahora, ¿qué responsabilidad penal le cabe al afortunado? siendo Naty mayor de 14 años aparentemente ninguna por el acto sexual, toda vez que por la edad, no está presente el abuso o engaño a que hacen referencia las hipótesis del artículo 363 del Código Penal. Eventualmente podría tener participación en el delito del artículo 366 quinquies. O en el delito previsto en el artículo 366 quáter, en el cual curiosamente, siendo
    Naty mayor de catorce, también podría tener participación si entre los espectadores habían menores de catorce:

    Artículo 366 quáter.- El que, para procurar su excitación sexual o la excitación sexual de otro, realizare acciones de significación sexual ante una persona menor de catorce años, la hiciere ver o escuchar material pornográfico o presenciar espectáculos del mismo carácter, será castigado con presidio menor en su grado medio a máximo.

    ¿Responsabilidad penal del colegio? Ninguna, la responsabilidad penal sólo compete a las personas naturales. ¿De alguna autoridad del colegio? Sólo si tuvieron participación en los hechos, no por “permitir que pasen esas cosas”.

    Raya para la suma: La cuestión es extraordinariamente compleja y ello queda manifiesto, con un brevísimo examen de algunas cuestiones desde una perspectiva sicológica y penal. Personalmente creo que, en buena medida, bombas como esta explotan porque en Chile predomina una manera muy poco natural y enfermiza de entender el sexo. Así se lo estamos mostrando a nuestros chicos, porque en definitiva,
    si hay algo que tengo claro es que en el Naty – Gate, ha existido una sobre reacción, en la cual predomina el morbo.

    No lo digo sólo yo: buena parte de las perversiones más crueles de ciertos sujetos y de las vejaciones más violentas que sufren ciertas víctimas, no serían posibles en una sociedad natural, no reprimida y sin odio.

    Roberto

    21 de septiembre de 2007

    Dos Años Después...



    “Ya seres humanos, comienza este espacio de conversación entre nuestro equipo multidisciplinario (ver foto) personas aburridas de la cotidiana conversación sin sentido en nuestros diarios espacios de paso. Ahora trasladaremos nuestro discurso trasnochado, desde los bares de mala muerte de Santiago a la web. ¡Nos vemos!”

    Evidentemente estas despectivas palabras las escribió mi compadre. Fue el día 21 de septiembre del año 2005. Así nacía “Ahoratodostusolo”. La idea fue de Freddy, quien originalmente pretendió llamarlo “Vamostodostusolo”, la lógica de esos extraños nombres aún no la entiendo mucho, pero creo que pretenden expresar el sentimiento, no poco habitual, de entusiasmarse con un algún ideal, generar interés en el entorno y acabar jugándosela solo por el mismo.

    Después de tal declaración inicial corrió mucho agua bajo el puente. Intervenciones brillantes de mi compadre, alternadas por lo que sentí que sería razonable plantear en momentos específicos, sin mucha seguridad. Intervenciones notables de los invitados. Otras no tanto. Así, con cierta regularidad seguimos adelante, hasta que Freddy se aburrió de ciertas expresiones de frivolidad y se retiró. No pierdo la esperanza de que alguna vez vuelva a escribir algo acá. De hecho cada vez que nos vemos lo insinúa.

    Pero creo que puedo rescatar mucho, he aprendido bastante, he conocido a personas interesantes, tiendo a pensar que tal vez en alguna oportunidad se discutió con algún nivel de interés y honestidad. A lo menos generando algún “murmullo ambiente”

    No somos muy visitados, tampoco los más comentados, no hemos ganado ningún premio. Pero hoy considero que después de dos años me quedan muchos temas por tratar, tengo muchas ideas en pañales y otras que quiero entibiar, despojarlas de cierta pasión que enturbia el análisis. Otras, que por razones de seguridad personal y laboral, prefiero no tratar ni ahora ni nunca.

    Seguiré adelante, como una amiga decía: su propina es mi sueldo y Dios es mi copiloto. Espero no aburrirlos y si la cago me avisan.

    Roberto

    8 de septiembre de 2007

    Aquellos Sentimientos...


    “Como he sugerido, “nación” y “nacionalismo” ya no son términos apropiados para describir, y mucho menos para analizar, las entidades políticas que se califican de tales, o siquiera los sentimientos que en otro tiempo se describían con ellos. No es imposible que el nacionalismo caiga con la decadencia del estado – nación, sin el cual ser inglés irlandés o judío, o una combinación de las tres cosas es sólo una manera que usa la gente par describir su identidad entre las muchas que emplean para ese propósito según exige la ocasión” (Hobsbawm Eric, “Naciones y Nacionalismo desde 1870” Barcelona, Crítica, 1990. Pág. 202)



    Soy un ferviente devoto de la libertad de conciencia, asimismo de la libertad de sentir, sin restricciones convencionales: de odiar y amar arbitrariamente, hasta diabólicamente si es el caso. Por eso respeto los sentimientos nacionales, todos por igual, en la medida que no generen actos orientados a afectar la persona de otros, como las expresiones del racismo, guerras y terrorismo. Pero aún así, lo despreciable, aquello que genera responsabilidad si asumimos una perspectiva práctica, será siempre lo que trasciende de las fronteras de nuestro mundo interno: actos, no pensamientos o sentimientos.

    Vivimos, en el habitualmente denominado mes de la patria, la exacerbación de sentimientos, de la mano de historias, costumbres, comidas y símbolos varios. Sin convencerme el paquete patriota, algunos de estos elementos, como las empanadas, el vino, la chicha, las fondas, la rayuela (no sólo la corta), los adoro. Otros como el rodeo y cierta música, sencillamente están demasiado lejos de mi mundo. Las vestimentas típicas, el himno y la bandera, me son absolutamente indiferentes: el rojo y el azul me encantan, el blanco lo detesto. La estrella de cinco puntas me parece siútica, la distribución ciertamente la encuentro desequilibrada, pero el conjunto no me molesta.

    Lo que verdaderamente me molesta es que se trata de una época que muchos conciudadanos, habitualmente tranquilos y pacíficos, aprovechan para generar instancias de maltrato y menosprecio a ciertos extranjeros, en particular a los que por inseguridad o severos problemas de autoestima más despreciamos. Nuestros amigos peruanos ¿qué culpa tienen ellos de que sus mandatarios no sepan mucho de geometría a la hora de interpretar los mapas? ¿qué culpa tienen de correr el riesgo de venir por una oportunidad de trabajo y encontrarla? Me parece que a algunos ciudadanos chilenos, argumentando que castigan la mano de obra nacional, aborrecen que logren y conserven un empleo. Quizás preferirían que roben.

    ¿Qué perciben los hijos de los peruanos y los nuestros de tal panorama? ¿Qué somos seres humanos esencialmente distintos? ¿Qué vivimos permanentemente en guerra? ¿No les parece razonable pensar que un ariqueño puede ser bastante más parecido y tener bastante más cultura común con un tacneño que con un valdiviano?

    Por cierto vale la pena estudiar y entender la historia, pero si buscamos en ella armas para agredir a quienes son seres humanos tan dignos como nosotros, preferiría que olvidáramos todo lo que nos separa, los discursos añejos y odiosos y que nos centráramos sólo en el asado.

    Roberto.

    Dedicado a Violeta, a Lourdes (extraño mucho tu “ají de gallina”) y a mi cuñado Luis, que me pidió que escribiera esto)


    1 de septiembre de 2007

    LO QUE NO SABEMOS


    Conversando con unos colegas sobre el drama de desconocer lo más básico de la legislación vigente en la tierra en que te encuentras, a propósito - por cierto - de la horrorosa situación de nuestra compatriota detenida en Rusia por pretender sacar de aquel país monedas y medallas (lo primero que hubiese hecho yo de viajar a la tierra de Lenin) comentábamos lo duro que debe ser encontrarse en un país extraño y no saber que sustancias se permite consumir y cuales no y en que entorno, en que problema te puedes meter si contratas los servicios de una prostituta, que expresiones físicas y verbales te permite la policía y cuales no, etc. Mientras discutíamos un colega ironizó: “Nada como vivir en Chile, acá todos nos sabemos las leyes de memoria y los que no, las compran en el kiosco de la esquina”. Sin el ánimo de profundizar sobre la importancia del conocimiento de la población acerca del contenido de las normas jurídicas vigentes en un determinado territorio, hoy me gustaría comentar lo que no es más que una mera apreciación, carente de algún otro fundamento empírico.

    En algún momento de nuestra historia se construyó el bizarro discurso según el cual Chile es un país de tradición legalista en que la gente conoce y respeta los textos legales, que incluso se venden en las calles, y un montón de disparates de similar envergadura. En definitiva una fantasía dotada de una intencionalidad política específica (emplear las leyes como herramientas de cambio cultural y social) que en algún momento, pudo haber tenido algún aroma a verdad. En mi opinión, hoy más que nunca los chilenos desconocen no sólo las complejas normas tributarias y comerciales, sino que también las civiles, penales y laborales más básicas. Es cierto, la realidad social es hoy más compleja en cualquier lugar del mundo que cincuenta años atrás y no sólo entre mar y cordillera. ¿Pero qué cantidad de regulación alambicada, superpuesta, y groseramente extensa estamos dispuestos a tolerar antes de confesar masivamente que no entendemos nada? ¿Cuánto tiempo más podrá sostenerse la presunción de conocimiento de la ley en nuestro país? (que por cierto y aunque suene irónico, está legalmente establecida) ¿Reconoceremos alguna vez que se trata de una monumental mentira?

    Razones para que esta legítima ignorancia sea cada vez más intensa, hay muchas, pero a mi juicio menciono dos principales. En primer lugar, se trata de una natural consecuencia de las constantes y vertiginosas modificaciones de las leyes. Además, la excesiva complejización de ciertos sistemas en que conviven normas de distinto origen, fundamento y lógica imposibilita su comprensión. Ejemplos hay como granos de arena en la playa: ¿Tiene alguien claridad de cuantos regímenes económicos del matrimonio existen hoy? ¿Cuáles son las consecuencias de no pagar los distintos tipos de deudas? ¿Qué derechos tiene uno como consumidor? ¿Cómo víctima de un delito? ¿Qué pasa con tus sus bienes si te mueres? ¿Cuánto deberías aguantarle a tu empleador? Evidentemente el detalle lo conocemos los abogados. Pero ¿es correcto construir una sociedad en que el hombre de la calle no tiene la más puta idea de las normas que nos rigen?

    Me parece que las personas están más perdidas que nunca. Y eso difícilmente se puede corregir en adultos o prevenir en los niños. Entiendo que es muy poco lo que se enseña en los colegios sobre las cuestiones jurídicas más relevantes. De hecho desconozco si aún existe un ramo, como el que en su momento padecí, denominado “educación cívica”. No sé que tan relevante será, en todo caso, que se enseñe si las cuestiones a tratar son tan complejas que, a todo evento, se necesitará asesoría letrada, hasta para comprar una sopaipilla en un carrito.

    Lo que me parece un imperativo categórico, es que este entorno de desorientación se asuma y que las diversas autoridades no partan de ingenuo supuesto de que los eruditos ciudadanos conocen la diferencia entre un procedimiento abreviado y uno simplificado. Entre la garantía legal y la contractual extendida. Pero, sobre todo, que no perdamos de vista que estas carencias perjudican preferentemente a los más débiles.

    De lo contrario estamos condenados a vivir en un sistema en que un día la comercialización de monedas viejas se tipificará como delito y se le asignará, frente a nuestras narices, una pena de cinco años de presidio sin que nadie se dé cuenta.

    Roberto

    14 de agosto de 2007

    Salario Ético.



    El salario o remuneración mínima ha tenido un impacto interesante en mi vida desde hace mucho tiempo. Para Goic sonará extraño, pero eran precisamente los curas los que le pagaron a mi madre la remuneración mínima durante más de diez años en dictadura. También la gané yo en 1992, cuando trabajé como jardinero. En aquellos tiempos, no me parecía un límite simbólico o un obstáculo a la generación de empleo. Ambas fuentes de trabajo no corrían el más mínimo peligro. Los curas necesitaban una nana y un hermoso jardín en la Avda. El Huinganal difícilmente sería atendido personalmente por el Gerente de Finanzas de un conocido Hotel de Santiago. Nadie necesitaba pensar cuanto pagar, la respuesta la entregaba la ley.

    Pues bien, hoy se ha generado un debate realmente interesante a propósito de la propuesta de Goic. Siendo liberal le tengo bastante simpatía a los argumentos basados en la realidad económica, sobre todo a los que se apoyan en considerar la ineludibilidad de las sombrías tendencias del alma humana: Ya se experimentó con la prohibición de consumo de alcohol en los Estados Unidos: cuando una limitación, por muy legítimamente consensuada que sea, es ridícula, sencillamente no se respeta, se elude, genera “informalidad”.

    También me parece razonable considerar que la Pymes, que muchas veces pagan sencillamente lo que pueden a sus empleados, generan el 70% del empleo en Chile y que una determinación poco razonable (asumamos que la existencia de un salario mínimo legal es un supuesto ya socializado) del sueldo mínimo definitivamente generará desempleo. Curiosamente nadie ha planteado, con resonancia mediática, contrarrestar tal eventual impacto en los niveles de empleo que generaría un salario mínimo sobre el nivel de supervivencia, echando mano al el excedente de ingresos fiscales proveniente del mayor precio del cobre. Recordemos que ese dinero está orientado a invertirse o regalarse al extranjero (ver
    http://ahoratodostusolo.blogspot.com/2006/05/qu-hacemos-con-la-plata-que-le-sobra.html)

    Sin embargo concuerdo, y no podría ser de otra manera, con uno de mis mentores intelectuales naturales que se ha ganado un espacio los domingos en el diario que miente quien señala que el debate es “un llamado a la reflexión pública allí donde por razones de diversa índole, hemos concedido la primera y última palabra a la economía”.

    Vale la pena saturar de argumentos ese debate, reflexionar una y otra vez hasta la saciedad, pues es un tema demasiado complejo. Por lo pronto, no puedo dejar de contradecir terminantemente una de las tres palabras basales del discurso de Goic: Si no está pensando en $500.000 o $600.000, el salario mínimo que propone, no tiene nada de ético y sigue siendo una mera limitación normativa a nuestra natural tendencia a explotar al otro. Por otra parte y más elemental aún: si está en una ley no es ética, es una consagración de la voluntad social consensuada, por más que la gente del Opus quiera convertirlos en conceptos interrelacionados: la moral es la moral y la ley es la ley. Otra cosa es resolver si es procedente pensar en sumas que permitan a todas las personas comer carne no solamente cuando se muerdan la lengua. Y definitivamente pensar como compensar en el impacto que tendrá el dejar a muchos viendo tele en la casa hasta que le corten la luz, al dejarlos sin pega.

    ¿Difícil no?


    Roberto




    3 de agosto de 2007

    ¿Servicio Público?

    Los recientes cuestionamientos a la alternativa de vida de Sebastián Piñera han eludido enfrentar un tema que subyace al más evidente, sobre la eventual incompatibilidad entre expectativas políticas y la propiedad y/o dirección de empresas privadas: La relación entre intereses particulares y servicio público. Parece ser que hoy en día estamos conscientes de que difícilmente cualquier ser humano persigue únicamente como finalidad de sus actos el bien común. Es más, podría concluirse que si el interés preponderante y central de un político es ser cariñosamente recordado por la historia (¿qué más egoísta?) podrá tener un mejor desempeño, que se traduzca en una mejor calidad de vida de las personas. No siempre los intereses personales son incompatibles con los sociales.

    Pero tampoco son todos compatibles. Evidentemente la propiedad y dirección de empresas estratégicas es incompatible con el ejercicio correcto de roles políticos influyentes. Más la dirección que la mera propiedad, más si hablamos de Lan que del negocio de la esquina.

    Lo mejor sería lograr un entorno de incentivos efectivo que permitiera que todos los ciudadanos tuviéramos claridad sobre la totalidad de los intereses de nuestros políticos, y no tener que escuchar declaraciones tan falsas como “mi vocación, a la cual quiero dedicar todo mi tiempo, mi esfuerzo y mi capacidad de emprendimiento, es el servicio público” del susodicho. En síntesis, no podemos negarnos a asumir la naturaleza humana. Al menos no nos engañemos, lo que necesitamos no son servidores públicos cuasi – beatos, sino mecanismos de control eficientes y otros que incentiven la transparencia.

    De eso tenemos muy poco: un proyecto de ley de "fideicomiso ciego" que permitiría que una persona, al asumir un cargo público, entregue la administración de sus intereses económicos a un tercero (un negocio pensado para los bancos) sin conocer las operaciones concretas que el tercero efectúe desde ese momento. Sólo resultados. Además otros mecanismos poco efectivos por la facilidad con que se burlan.

    Algo es algo, pero, creo que debería considerarse la posibilidad de legislar de una vez por todas con alcance general, no pensando en hacerle la vida difícil o botar a Piñera, sino en crear un escenario político más transparente. En hacer efectivas y no meramente nominales las normas sobre inhabilidades e incompatibilidades de jueces y parlamentarios y difundir los montos de las remuneraciones de todos.

    Caiga quien caiga.

    Roberto

    29 de julio de 2007

    Un tremendo palo al sentido común


    Matar a alguien no es un evento intrascendente. Nunca lo ha sido. Desde que Caín mató a Abel, habitualmente queda la cagada tras un suceso de sangre de tal naturaleza. Con mayor razón si se debe a la intención precisa de una persona de ponerle fin a la existencia de otra y no a un mero accidente. Las reacciones del conglomerado social y de los familiares y amigos de los difuntos suelen ser disímiles, pero en la mayoría de los casos muy graves.

    Conversando alguna vez con mi gran amigo, otrora colaborador en este espacio, concluíamos que del mismo modo que es inaceptable que los mecanismos estatales, como la sanción penal, expresaran odiosas venganzas sin sentido ni fin concreto, como la pena de muerte, también la posición de las víctimas es respetable y que seguramente cada uno de nosotros enfrentado al doloroso trance de perder a un ser querido, cuya vida nos arrebató voluntariamentre un tercero, desearíamos a su vez su muerte.

    Lo concreto es que en general los distintos sistemas penales se basan en el supuesto, muy razonable a mi juicio: el bien jurídico más relevante de los seres humanos es la vida. Tanto así que, por una parte, en la mayoría de los países más desarrollados no se emplea la pena de muerte, considerándola inhumana y excesiva, por otra, los delitos a los que se asocian los castigos más severos, son precisamente los delitos contra la vida. Otro principio fundamental es que las penas deben ser proporcionales a la gravedad de los hechos y de la culpa. Nuestro sistema penal, (no confundir el penal con el procesal penal) obsoleto, pero en vías de transformación no expresa tal lógica. El robo con violencia, el robo con fuerza en lugar habitado, el incendio en lugar habitado (aunque nadie resulte lesionado) la violación, entre otros delitos, tienen penas parecidas en Chile a la del homicidio simple. ¿Cómo dotar de sentido entonces a una legislación en que un vulgar cogoteo puede tener en teoría, en sus versiones más simples, 5 años más de pena que un homicidio? Siendo un teórico recalcitrante, en verdad, más que los casos particulares me preocupa el sin sentido del actual sistema.

    Constatar que la entusiasta defensa que mi amigo Ignacio Castillo desarrolló en el juicio de Aarón Vásquez, se tradujo en una pena de tres años a la sombra en sistema semicerrado me hace reflexionar sobre el valor de la vida en nuestro entorno. Es cierto, Aarón tenía 17 años cuando mató a palos a Alejandro Hinostroza y nunca antes había sido condenado por otro delito, lo que a su edad no es mucho mérito. Pero sobre todo tenía buena facha y un abogado como Castillo. Me parece que no a muchos de los que ven las noticias en el Mega les molestaría que alguno de tantos feos, sucios y malos como los de Ettore Scola, se pudran diez años en Colina Dos, por quitarle la billetera a un noble transeúnte intimidándolo con un Tramontina. Más aún considerando el resto del bombardeo mediático que nos lleva a creer que vivimos en una sociedad en que cada día debemos jugarnos el pellejo por no ser asaltados cuando salimos a trabajar. A mi sí me molesta, si asumimos que Aarón ya estará en la calle el 2010.

    Ojalá que si me lo topo en la calle no existan bates cerca.
    .
    .
    Roberto.


    16 de abril de 2007

    Vecinos ¿Amigos?


    Hace veintinueve años estuvimos al borde de la guerra con Argentina y hace veinticinco, nuestros vecinos se enfrentaron militarmente a los ingleses. El Profesor Citatorio, un argentino nacionalista, de derecha y antisemita escribió en aquellos tiempos: “¡Nuestras islas! ¡Nuestras amadas islas! ¡La serpiente que se alarga entre los Andes y el Pacífico quiso poner sus huevos sobre nuestras costas, pero se estrellaron contra la dura superficie del océano!”. La serpiente a la que aludía por cierto, era Chile. Ha pasado mucho tiempo y hoy parece ser que, pese a que ellos tienen muchas más razones que nosotros para guardarnos rencor que nosotros a ellos (por el apoyo logístico a los ingleses durante Malvinas) percibo que un injustificado resentimiento aun es manifiesto.

    No es mi caso, por cierto, toda vez que en el país trasandino, (denominación que recíprocamente nos damos mortales de uno y otro lado de la cordillera) encuentro las mejores expresiones de la mayoría de las cosas que más amo en la vida: fútbol, mujeres, música, literatura y comida. A propósito de varias experiencias recientes, (un viaje a Argentina y comentarios sobre fútbol a propósito del Boca - River que se jugó hoy domingo) he comentado con varios amigos generalidades sobre nuestros vecinos y nuestra relación con ellos. Y nunca deja de sorprenderme la facilidad con que se emiten opiniones livianamente fundadas de odioso contenido como que los argentinos son pedantes, flojos y corruptos y que las argentinas son todas teñidas y tienen voz de hombre. La misma profundidad de análisis con que se suele decir en otras latitudes que todos los chilenos somos ebrios y ladrones. La lógica del “todos los chinos comen arroz”.

    Me gustaría conocer su opinión, toda vez que mientras un cataclismo terminal no introduzca algún otro país en el lugar de la Cordillera de los Andes, seguiremos siendo vecinos. En la medida que los mercados no se convulsionen o exploten con particularidades propias del realismo mágico, seguirá siendo Argentina uno de los lugares más baratos para turistear y mientras no encontremos petróleo o gas natural, nuestro gobierno tiene importantes negociaciones pendientes que incidirán directamente en nuestra calidad de vida.

    ¿Resulta entonces apropiado envenenar la convivencia?

    Roberto


    28 de marzo de 2007

    Los Combatientes de Hoy


    Ser revolucionario hoy es una alternativa peculiar. Creo que hoy y siempre existirán razones para no estar conforme con el orden establecido, pero, a diferencia de otros tiempos, ser no-revolucionario en nuestro país es en los tiempos que corren una alternativa bastante más grata y segura que en cualquier otra etapa de nuestra historia. Por lo menos hasta antes que quedara la escoba con Transantiago.

    Es cierto, existen muchas maneras de ser revolucionario, pero observemos la más tradicional. ¿Por qué la opción por la capucha y la molotov es aún atractiva para algunos que ni siquiera son tan jóvenes? Si en realidad pensaran que son capaces de lograr la adhesión masiva del pueblo, creo que muchos los verían con otros ojos. Si en realidad fuera posible cambiar la realidad, creo que hasta yo sería revolucionario. Pero en nuestro contexto histórico derechamente no es posible. Y creo que los encapuchados lo tendrán claro incluso el “día del joven combatiente”. Mientras no exista un cambio en la propiedad de los medios de comunicación en Chile y un cambio en el gobierno de los Estados Unidos, a mi juicio los dos factores decisivos del panorama actual, todos los vidrios y letreros rotos, todos los daños a los Mc Donalds, todas las fogatas, a mi juicio, sólo cumplen una función menor: tranquilizar las conciencias de quienes sencillamente no aceptan que vivimos en una sociedad dominada arbitrariamente por los dueños del dinero. Una función menor, creo, pero si estamos dispuestos a tolerar los abusos de poder de los empresarios, del gobierno, de los bancos, ¿Será tan urgente reprimir severamente a los combatientes de nuestros días?

    Un cambio de gobierno en Chile, podría tener muchos efectos positivos, sea que los nuevos gobernantes pertenezcan a la derecha o a la verdadera izquierda. Pero definitivamente no arreglaría el problema de fondo. Y mientras no tengamos por lo menos alguna idea de cómo atacar seriamente el problema de fondo, los románticos revolucionarios son útiles sólo a la tranquilidad de su propio sueño.

    Conozco a alguien que no está para nada de acuerdo con lo que expreso. Pero hace mucho tiempo dejó de escribir en este blog.

    Roberto.


    8 de marzo de 2007

    Ellas lo dijeron...

    Michelle Bachelet: "No soy demagoga ni populista"

    Condolezza Rice: “América Latina y los EEUU son vecinos y la región está en la lista de prioridades del gobierno norteamericano”

    Valeria Mazza: "Yo nunca he fumado marihuana porque eso da celulitis"

    Mª Angélica Cristi: “"Es muy difícil andar con la cara en alto frente a la ciudadanía cuando tienes un hijo acusado de tráfico de drogas”

    Betty Friedan: “Ninguna mujer tiene un orgasmo abrillantando el suelo de la cocina”

    Carmen Maura: “Lo más importante es que el director me desee”

    Kate Beckinsale: "Echo de menos dar la teta. Era muy buena haciéndolo. Incluso podía apuntar con bastante precisión a algún punto de la pared de enfrente."

    Anita Alvarado: "Me veía harto rica saliendo desnuda en la tele"

    Yasna Provoste: “hemos dado un salto significativo”

    Margarita Martí: "Para negociar bien hay que aprender a ser suaves con las personas y duros con los problemas"

    Britney Spears: “I'm a fake”

    Angela Merkel: “Hay posibilidad de involución, pero la globalización ofrece al mundo muchas más oportunidades que riesgos”

    Amalia Granata: “El Chino Ríos tiene un maní”

    Lily Pérez: “Lo más importante y relevante es que el gobierno ya perdió hace rato la mayoría”

    Marlen Olivari: “Señora, señor, no crea tanta huevada”

    Hoy es el “Día Internacional de la Mujer”, se trata de un evento de connotación, en su origen, sobre todo política, que surge para apoyar el sufragio femenino, defender los derechos laborales de las trabajadoras y manifestarse contra la guerra. Noble iniciativa, por cierto. Pero con el tiempo ha degenerado en una oportunidad más, propia de las sociedades consumistas posmodernas, de gastar en superficialidades, a su lado tenemos el día del padre, el de la madre, el del profesor, el de la secretaria.

    ¿Qué queda del día de la mujer hoy que la mayoría de las aspiraciones que motivaron su existencia ya son logros adquiridos de las hembras? ¿Es que acaso no es noble obsequiar un chocolate a alguien cuyo trabajo o rol en general es subvalorado? No lo sé. Pero me parece que cuando los principales promotores de tal gesto son los fabricantes de chocolates algo se distorsionó en el camino.


    Mi visión sobre las mujeres del nuevo milenio la expuse un día 3 de diciembre: “sólo un ciego podría desconocer que la mujer de nuestros días es más independiente, más abierta a opinar, a intervenir en la sociedad, más ambiciosa, consciente de que tiene mucho que aportar, y menos dispuesta a soportar abusos y menosprecios. Pero además de eso, me parece que han cambiado en el ámbito individual, sus gustos, pasatiempos, su estilo de vida: cada día conozco mujeres más interesantes y sofisticadas”

    Revisando las citas que recogí en esta oportunidad, una muestra bastante ínfima de lo que nos entregan en la actualidad, no puedo sino concluir que son indispensables, no sólo en la cama y en la cocina. Sobre todo lo son mirándote a los ojos y diciéndote abiertamente lo que tienen que decir, lo que desean decir, sobre sí mismas y sobre el medio.

    Respecto de lo que el resto diga, con buenas o malas intenciones, pretendiendo suplir su voz, me remito nuevamente a las sabias e inmortales palabras de la filósofa Olivarí: “Señora, señor, no crea tanta huevada”

    Roberto

    5 de marzo de 2007

    Salud!!! de la Cabeza


    Una de cada tres personas sufre algún trastorno siquiátrico. Depresión, angustia y ataques de pánico son las enfermedades más comunes en adultos de entre 35 y 50 años. Un 35 por ciento de la población presenta o ha tenido anteriormente un desorden mental. Todo un récord que nos acerca a la realidad de los países desarrollados, con altos índices en este tema. (cifras de Raúl Riquelme, Presidente de la Sociedad Chilena de Salud Mental, reportaje Claudia Hidalgo Rozenblum, El Mercurio, 2-1)

    ¿Por qué entonces la salud mental de los chilenos no es prioridad? Ni siquiera hablo de políticas públicas, sino de los mismos chilenos. No me parece que en el diario vivir los problemas siquiátricos sean un tema relevante. Poco se comentan en los blogs, por cierto (salvo algunas excepciones que precisamente me motivaron a explayarme)

    Si uno de cada tres padece algún trastorno siquiátrico y rara vez, por mucho que en una sociedad individualista lo busquemos, conseguimos vivir aislados ¿no es acaso la sociedad completa la que está enferma?

    Me parece que la falta de discusión del tema se debe a que aún los problemas del mate nos causan vergüenza, como la impotencia sexual, como los hongos, como el SIDA. La razón no la tengo muy clara, pero dudo que tenga que ver con sentimientos de culpa, o quizás sí. Supongo que en cada caso las razones serán diversas.

    Siendo así, creo que valdría la pena considerar como parte del entorno relevante al apreciar cagadas dantescas como la implementación del transantiago, en términos tales de asumir que buena parte de los que tienen que comenzar su día apretujados como sardinas en el metro o la micro, con el corazón en la mano por el miedo a perder la pega por atrasos o inasistencias, ya eran antes de eso depresivos, neuróticos, esquizofrénicos o psicópatas (término éste último relativamente abandonado por los loqueros que prefieren hablar de “trastornos de la personalidad”) ¿Qué nos espera entonces si agregamos a su vida un problemita más?

    Puedo apostar a que el tema, que no ha logrado conmover a muchos ni siquiera con noticias cada vez más habituales de suicidios de escolares, de chicas anoréxicas convertidas en huesos forrados por piel, de varios “niñitos” de las barras bravas dejando la cagada (seguramente nadie se ha puesto a pensar en su equilibrio sicológico) será verdaderamente debatido y quizás hasta implementemos políticas serias de salud pública, el día que, por primera vez un par de escolares entren armados a un colegio matando hasta a los auxiliares.

    En cuanto a la relevancia que la situación tenga para los ciudadanos, me abstengo de hacer predicciones: Se supone que el loco no se da cuenta que está loco.


    Mi madre me pide a gritos que deje de escribir.


    Roberto.

    26 de febrero de 2007

    LA OCTAVA ES LA VENCIDA



    Vi “Los Infiltrados” una semana después que mi señora, a principios de diciembre del año pasado. Como antecedentes preliminares consideré el visto bueno de la mayoría de los críticos, de mi compadre que ya ni se aparece por estos lados, de otro gran amigo, el Pelao Henríquez, fan de Scorsese y por otra parte opiniones disidentes de mi cuñado y de ciertos personajes que se quedaron dormidos viendo la película.

    Imperdonable, porque la película es rápida, ágil y su desenlace es sorprendente. La cámara de Scorsese no se debate, como en “Casino”, o “Buenos Muchachos” en un eterno circular por parajes urbanos que a veces marea; la historia es tan dinámica que no hay tiempo para desconcentrase; no eterna como “Gangs of New York”, ni extremadamente densa como “La Última Tentación...” Sin embargo, si alguien ha seguido con cierta dedicación la obra de Scorsese, atento sólo a las imágenes podría descubrir que él es el director de “The Departed”, pese a que tal información inicialmente se le ocultara. Se trata de una “mano” que se nota. Yo tengo mis favoritas: “The King of Comedy”, “Taxi Driver” y “Raging Bull” y un par que desprecio, quizás injustificadamente: “After Hours” y “Cape Fear”.

    Cada escena en “Los Infiltrados” vale por sí sola, pero la velocidad con la que se suceden no da lugar a la formación de ambientes, para algunos necesaria para el compromiso del espectador con alguno de los personajes. Son escenas muy cortas y llenas de diálogos fuertes e interesantes. Ambientes v/s diálogos.
    El mérito del director es precisamente cuidar que el espectador no se extravíe, ya que resultaría imposible tratándose de este guión avocarse a la formación de ambientes complejos en menos de cinco horas.

    Pero, además de hablar un poco de cine (para que no se diga que siempre pretendo hablar de algo central dando la lata con datos preliminares que terminan ciendo el alma del post) hoy mi tema es el orgullo.

    Cuando le entregaban a Morricone el Oscar Honorario le comentaba a mi señora: Si a mi me hubieran despreciado tantas veces como a Peter O’Toole, Ennio Morricone o Martin Scorsese, yo no me presentaría a poner la cara para nada, ni nominado al Oscar ni a algún premio "especial". Curioso, en circunstancias que suelo jactarme de ser el ser humano menos orgulloso que existe. Entonces me pareció identificar, más que distintos tipos de orgullo,
    distintos entornos en que el orgullo se manifiesta.

    Scorsese tenía buenas razones para pensar que, después de haber sido nominado y preterido en siete oportunidades anteriores, lo estaban agarrando para el hueveo. Porque la cosa no es como cuando González juega con Federer: de antemano sabemos el resultado, porque sencillamente Roger Federer es mejor tensita. Scorsese había sido nominado en categorías en que pudo ser considerado varias veces el mejor (director y guionista) en batallas parejas. Por otra parte, incluso aunque las decisiones anteriores hubieran sido acertadas y justas ¿quién en su lugar no hubiera pensado que lo pretendían perjudicar? Entonces perder siete veces no deja de ser sospechoso. ¿Cómo reacciona el ser humano frente a situaciones como esa? ¿Quién de Ustedes no hubiera enviado a la Academia a la chucha? Yo lo hubiera hecho a la quinta. En esta oportunidad hablamos de reconocimientos, pero también la habitualidad en castigos, menosprecios, o golpes análogos puede llevarnos a desviar la mirada y arder de rabia mientras ignoramos nuestro entorno. Humano, muy humano.

    Como es humano no pedir disculpas o desconocer el error frente al amigo o a la pareja, pese a que tenemos la conciencia de no tener la razón, es simplemente orgullo con otra vestimenta. Para mi es muy sencillo ser humilde y comerme el orgullo frente a cualquier persona. Pero no frente a instituciones o grupos de personas, no he tenido la oportunidad: pero el sólo hecho de ponerme en el lugar de Martín Scorsese me hizo concluir que no soy sincero al presentarme como el sujeto más carente de orgullo del universo.

    Martín me dio una lección, en la vida.
    Quizás no cambie en nada, pero siempre es bueno tener las cosas claras. Se lo agradezco, junto a su sobresaliente filmografía.

    No sólo de las propias historias se puede aprender lecciones interesantes.

    Roberto

    PS a todo esto, no he visto ni ”Bringing Out the Dead” ni “El Color del Dinero”, por si alguien me los puede prestar, regalar o decirme dónde las puedo conseguir.