29 de septiembre de 2007

¡WENA NATY!


Quizás es un poco tarde para comentar porque, a estas alturas, el tema ha saturado un poco los medios. Sin embargo, en esta oportunidad, me tomé la libertad de entrevistar a una sicóloga especialista en el tema, la Doctora Lozano, quien tiene algunas respuestas interesantes sobre cuestiones vinculadas al debate de moda. Ella es la especialista, pero eso no implica que yo esté de acuerdo con todo lo que dice.

ATTS Parece ser que por las difundidas imágenes de "Naty", se ha generado la impresión de que los adolescentes actualmente son muy distintos a los de hace unos años. ¿Qué tan distintos son los adolescentes en Chile hoy a los de hace veinte o treinta años? ¿Es cada generación notablemente distinta a la anterior? ¿Son cada vez más distintas una de la otra?

DL. En términos del desarrollo humano, la adolescencia implica cambios que han sido los mismos en todas las épocas. Las diferencias están dadas por el contexto social, cultural y político en que esta etapa del desarrollo ocurre. Es así como cada generación está caracterizada de manera diferente a las otras. De esta forma, es imposible afirmar que los adolescentes chilenos son cada vez más distintos porque no se pueden medir las diferencias en términos de más o menos diferentes. Basta con decir que son diferentes dadas las condiciones externas en las que cada generación se desarrolla.

ATTS Los adolescentes están hoy, aparentemente, explorando su sexualidad de manera más temprana ¿es eso cierto? ¿Qué peligros tiene? ¿Qué ventajas tiene?

DL Hay estudios en Chile que avalan la afirmación respecto a que los adolescentes están iniciando su sexualidad más tempranamente. Se hace la diferenciación con la exploración de la sexualidad ya que la exploración es un proceso que deriva de los cambios físicos propios de la adolescencia, sin embargo, lo preocupante es que pasar de la exploración a la actividad sexual propiamente tal, está ocurriendo cada vez a una edad más temprana.

Más que hablar de peligros, se debe hablar de riesgos y consecuencias. En primer lugar, iniciar una vida sexual a temprana edad conlleva los riesgos lógicos de esto: el embarazo, maternidad y paternidad en una etapa de la vida en la que psicológicamente (madurez y desarrollo emocional) no estamos preparados para ello. Además de los riesgos en el ámbito de la salud, y éste es uno de los aspectos más importantes, pues la adolescencia es un período de búsqueda de identidad, de reafirmación personal y psicológicamente es esta búsqueda la que motiva y guía el comportamiento de los adolescentes por lo que no ven la gravedad de los riesgos de una vida sexual activa de la misma forma a como los ve un adulto.

Las consecuencias de iniciar la vida sexual a una edad temprana, en el ámbito psicológico se refieren a la interrupción del proceso de la adolescencia, pasando de la niñez a la adultez, sin que exista o exista de manera interrumpida, el período en el que los jóvenes pueden buscar su identidad, conocerse, diferenciarse e identificarse con los modelos que consideren más adecuados. De esta manera, cuando un proceso del desarrollo se ve interrumpido, necesariamente hay un alto riesgo de problemas psicológicos que pueden afectar las relaciones de pareja, relaciones laborales y el desarrollo personal.

No es posible, desde una perspectiva psicológica general, hablar de las ventajas de interrumpir un proceso de nuestro desarrollo, como lo que ocurre con la adolescencia al iniciar una vida sexual a temprana edad. En este sentido, las ventajas, de existir, serían exclusivamente específicas para algún caso en particular.

ATTS (Específicamente respecto de la adolescente filmada en plena felación) ¿Es un peligro para el desarrollo de los adolescentes la amplia gama de medios tecnológicos que permiten ver y hacerse ver en todos los ámbitos, incluso sexuales? ¿De ser así sería correcto plantear que alguien debería intervenir? (Familia, estado, colegios)

DL No, de ninguna manera puede decirse que los medios tecnológicos sean un peligro. La tecnología y el acceso a ésta es algo al servicio de las personas. Lo que ocurre es que los cambios tecnológicos avanzan muy rápido, de tal suerte que un niño, aunque no quiera, ni lo quieran sus padres o su familia, se vé expuesto a una cantidad de información y de estímulos sexuales tan grande, que tiene que ser guiado por alguien. No podemos evitar lo que el medio y los cambios tecnológicos nos muestra, pero sí podemos y debemos controlar esto.

Entonces cabe preguntarse ¿Lo inadecuado es practicar sexo oral? ¿Lo inadecuado es hacerlo a temprana edad? ¿Lo inadecuado es hacerlo mientras otras personas observan y filman? o ¿Lo inadecuado es hacerlo es un establecimiento educacional?

Sin duda que las respuestas a estas preguntas deben hacernos reflexionar y por supuesto que la intervención a nivel educacional es imprescindible.


Pues bien, desde una perspectiva jurídica, el entorno es complejo. Faltan antecedentes sobre los hechos específicos. Todo delito supone dolo o a lo menos cierto grado de negligencia, cuestión que con unos breves segundos de filmación no se puede acreditar. Los menores de dieciocho años son responsables penalmente en los términos que plantea la ley 20.084, por lo pronto entonces, el camarógrafo y los difusores, a no ser que tuviesen menos de 14 años, pueden ser culpables del delito previsto y sancionado en el artículo 366 quinquies del Código Penal.

Artículo 366 quinquies.- El que participare en la producción de material pornográfico, cualquiera sea su soporte, en cuya elaboración hubieren sido utilizados menores de dieciocho años, será sancionado con presidio menor en su grado máximo.

Para los efectos de este artículo y del artículo 374 bis, se entenderá por material pornográfico en cuya elaboración hubieren sido utilizados menores de dieciocho años, toda representación de éstos dedicados a actividades sexuales explícitas, reales o simuladas, o toda representación de sus partes genitales con fines primordialmente sexuales.


Ahora, ¿qué responsabilidad penal le cabe al afortunado? siendo Naty mayor de 14 años aparentemente ninguna por el acto sexual, toda vez que por la edad, no está presente el abuso o engaño a que hacen referencia las hipótesis del artículo 363 del Código Penal. Eventualmente podría tener participación en el delito del artículo 366 quinquies. O en el delito previsto en el artículo 366 quáter, en el cual curiosamente, siendo
Naty mayor de catorce, también podría tener participación si entre los espectadores habían menores de catorce:

Artículo 366 quáter.- El que, para procurar su excitación sexual o la excitación sexual de otro, realizare acciones de significación sexual ante una persona menor de catorce años, la hiciere ver o escuchar material pornográfico o presenciar espectáculos del mismo carácter, será castigado con presidio menor en su grado medio a máximo.

¿Responsabilidad penal del colegio? Ninguna, la responsabilidad penal sólo compete a las personas naturales. ¿De alguna autoridad del colegio? Sólo si tuvieron participación en los hechos, no por “permitir que pasen esas cosas”.

Raya para la suma: La cuestión es extraordinariamente compleja y ello queda manifiesto, con un brevísimo examen de algunas cuestiones desde una perspectiva sicológica y penal. Personalmente creo que, en buena medida, bombas como esta explotan porque en Chile predomina una manera muy poco natural y enfermiza de entender el sexo. Así se lo estamos mostrando a nuestros chicos, porque en definitiva,
si hay algo que tengo claro es que en el Naty – Gate, ha existido una sobre reacción, en la cual predomina el morbo.

No lo digo sólo yo: buena parte de las perversiones más crueles de ciertos sujetos y de las vejaciones más violentas que sufren ciertas víctimas, no serían posibles en una sociedad natural, no reprimida y sin odio.

Roberto

21 de septiembre de 2007

Dos Años Después...



“Ya seres humanos, comienza este espacio de conversación entre nuestro equipo multidisciplinario (ver foto) personas aburridas de la cotidiana conversación sin sentido en nuestros diarios espacios de paso. Ahora trasladaremos nuestro discurso trasnochado, desde los bares de mala muerte de Santiago a la web. ¡Nos vemos!”

Evidentemente estas despectivas palabras las escribió mi compadre. Fue el día 21 de septiembre del año 2005. Así nacía “Ahoratodostusolo”. La idea fue de Freddy, quien originalmente pretendió llamarlo “Vamostodostusolo”, la lógica de esos extraños nombres aún no la entiendo mucho, pero creo que pretenden expresar el sentimiento, no poco habitual, de entusiasmarse con un algún ideal, generar interés en el entorno y acabar jugándosela solo por el mismo.

Después de tal declaración inicial corrió mucho agua bajo el puente. Intervenciones brillantes de mi compadre, alternadas por lo que sentí que sería razonable plantear en momentos específicos, sin mucha seguridad. Intervenciones notables de los invitados. Otras no tanto. Así, con cierta regularidad seguimos adelante, hasta que Freddy se aburrió de ciertas expresiones de frivolidad y se retiró. No pierdo la esperanza de que alguna vez vuelva a escribir algo acá. De hecho cada vez que nos vemos lo insinúa.

Pero creo que puedo rescatar mucho, he aprendido bastante, he conocido a personas interesantes, tiendo a pensar que tal vez en alguna oportunidad se discutió con algún nivel de interés y honestidad. A lo menos generando algún “murmullo ambiente”

No somos muy visitados, tampoco los más comentados, no hemos ganado ningún premio. Pero hoy considero que después de dos años me quedan muchos temas por tratar, tengo muchas ideas en pañales y otras que quiero entibiar, despojarlas de cierta pasión que enturbia el análisis. Otras, que por razones de seguridad personal y laboral, prefiero no tratar ni ahora ni nunca.

Seguiré adelante, como una amiga decía: su propina es mi sueldo y Dios es mi copiloto. Espero no aburrirlos y si la cago me avisan.

Roberto

8 de septiembre de 2007

Aquellos Sentimientos...


“Como he sugerido, “nación” y “nacionalismo” ya no son términos apropiados para describir, y mucho menos para analizar, las entidades políticas que se califican de tales, o siquiera los sentimientos que en otro tiempo se describían con ellos. No es imposible que el nacionalismo caiga con la decadencia del estado – nación, sin el cual ser inglés irlandés o judío, o una combinación de las tres cosas es sólo una manera que usa la gente par describir su identidad entre las muchas que emplean para ese propósito según exige la ocasión” (Hobsbawm Eric, “Naciones y Nacionalismo desde 1870” Barcelona, Crítica, 1990. Pág. 202)



Soy un ferviente devoto de la libertad de conciencia, asimismo de la libertad de sentir, sin restricciones convencionales: de odiar y amar arbitrariamente, hasta diabólicamente si es el caso. Por eso respeto los sentimientos nacionales, todos por igual, en la medida que no generen actos orientados a afectar la persona de otros, como las expresiones del racismo, guerras y terrorismo. Pero aún así, lo despreciable, aquello que genera responsabilidad si asumimos una perspectiva práctica, será siempre lo que trasciende de las fronteras de nuestro mundo interno: actos, no pensamientos o sentimientos.

Vivimos, en el habitualmente denominado mes de la patria, la exacerbación de sentimientos, de la mano de historias, costumbres, comidas y símbolos varios. Sin convencerme el paquete patriota, algunos de estos elementos, como las empanadas, el vino, la chicha, las fondas, la rayuela (no sólo la corta), los adoro. Otros como el rodeo y cierta música, sencillamente están demasiado lejos de mi mundo. Las vestimentas típicas, el himno y la bandera, me son absolutamente indiferentes: el rojo y el azul me encantan, el blanco lo detesto. La estrella de cinco puntas me parece siútica, la distribución ciertamente la encuentro desequilibrada, pero el conjunto no me molesta.

Lo que verdaderamente me molesta es que se trata de una época que muchos conciudadanos, habitualmente tranquilos y pacíficos, aprovechan para generar instancias de maltrato y menosprecio a ciertos extranjeros, en particular a los que por inseguridad o severos problemas de autoestima más despreciamos. Nuestros amigos peruanos ¿qué culpa tienen ellos de que sus mandatarios no sepan mucho de geometría a la hora de interpretar los mapas? ¿qué culpa tienen de correr el riesgo de venir por una oportunidad de trabajo y encontrarla? Me parece que a algunos ciudadanos chilenos, argumentando que castigan la mano de obra nacional, aborrecen que logren y conserven un empleo. Quizás preferirían que roben.

¿Qué perciben los hijos de los peruanos y los nuestros de tal panorama? ¿Qué somos seres humanos esencialmente distintos? ¿Qué vivimos permanentemente en guerra? ¿No les parece razonable pensar que un ariqueño puede ser bastante más parecido y tener bastante más cultura común con un tacneño que con un valdiviano?

Por cierto vale la pena estudiar y entender la historia, pero si buscamos en ella armas para agredir a quienes son seres humanos tan dignos como nosotros, preferiría que olvidáramos todo lo que nos separa, los discursos añejos y odiosos y que nos centráramos sólo en el asado.

Roberto.

Dedicado a Violeta, a Lourdes (extraño mucho tu “ají de gallina”) y a mi cuñado Luis, que me pidió que escribiera esto)


1 de septiembre de 2007

LO QUE NO SABEMOS


Conversando con unos colegas sobre el drama de desconocer lo más básico de la legislación vigente en la tierra en que te encuentras, a propósito - por cierto - de la horrorosa situación de nuestra compatriota detenida en Rusia por pretender sacar de aquel país monedas y medallas (lo primero que hubiese hecho yo de viajar a la tierra de Lenin) comentábamos lo duro que debe ser encontrarse en un país extraño y no saber que sustancias se permite consumir y cuales no y en que entorno, en que problema te puedes meter si contratas los servicios de una prostituta, que expresiones físicas y verbales te permite la policía y cuales no, etc. Mientras discutíamos un colega ironizó: “Nada como vivir en Chile, acá todos nos sabemos las leyes de memoria y los que no, las compran en el kiosco de la esquina”. Sin el ánimo de profundizar sobre la importancia del conocimiento de la población acerca del contenido de las normas jurídicas vigentes en un determinado territorio, hoy me gustaría comentar lo que no es más que una mera apreciación, carente de algún otro fundamento empírico.

En algún momento de nuestra historia se construyó el bizarro discurso según el cual Chile es un país de tradición legalista en que la gente conoce y respeta los textos legales, que incluso se venden en las calles, y un montón de disparates de similar envergadura. En definitiva una fantasía dotada de una intencionalidad política específica (emplear las leyes como herramientas de cambio cultural y social) que en algún momento, pudo haber tenido algún aroma a verdad. En mi opinión, hoy más que nunca los chilenos desconocen no sólo las complejas normas tributarias y comerciales, sino que también las civiles, penales y laborales más básicas. Es cierto, la realidad social es hoy más compleja en cualquier lugar del mundo que cincuenta años atrás y no sólo entre mar y cordillera. ¿Pero qué cantidad de regulación alambicada, superpuesta, y groseramente extensa estamos dispuestos a tolerar antes de confesar masivamente que no entendemos nada? ¿Cuánto tiempo más podrá sostenerse la presunción de conocimiento de la ley en nuestro país? (que por cierto y aunque suene irónico, está legalmente establecida) ¿Reconoceremos alguna vez que se trata de una monumental mentira?

Razones para que esta legítima ignorancia sea cada vez más intensa, hay muchas, pero a mi juicio menciono dos principales. En primer lugar, se trata de una natural consecuencia de las constantes y vertiginosas modificaciones de las leyes. Además, la excesiva complejización de ciertos sistemas en que conviven normas de distinto origen, fundamento y lógica imposibilita su comprensión. Ejemplos hay como granos de arena en la playa: ¿Tiene alguien claridad de cuantos regímenes económicos del matrimonio existen hoy? ¿Cuáles son las consecuencias de no pagar los distintos tipos de deudas? ¿Qué derechos tiene uno como consumidor? ¿Cómo víctima de un delito? ¿Qué pasa con tus sus bienes si te mueres? ¿Cuánto deberías aguantarle a tu empleador? Evidentemente el detalle lo conocemos los abogados. Pero ¿es correcto construir una sociedad en que el hombre de la calle no tiene la más puta idea de las normas que nos rigen?

Me parece que las personas están más perdidas que nunca. Y eso difícilmente se puede corregir en adultos o prevenir en los niños. Entiendo que es muy poco lo que se enseña en los colegios sobre las cuestiones jurídicas más relevantes. De hecho desconozco si aún existe un ramo, como el que en su momento padecí, denominado “educación cívica”. No sé que tan relevante será, en todo caso, que se enseñe si las cuestiones a tratar son tan complejas que, a todo evento, se necesitará asesoría letrada, hasta para comprar una sopaipilla en un carrito.

Lo que me parece un imperativo categórico, es que este entorno de desorientación se asuma y que las diversas autoridades no partan de ingenuo supuesto de que los eruditos ciudadanos conocen la diferencia entre un procedimiento abreviado y uno simplificado. Entre la garantía legal y la contractual extendida. Pero, sobre todo, que no perdamos de vista que estas carencias perjudican preferentemente a los más débiles.

De lo contrario estamos condenados a vivir en un sistema en que un día la comercialización de monedas viejas se tipificará como delito y se le asignará, frente a nuestras narices, una pena de cinco años de presidio sin que nadie se dé cuenta.

Roberto