18 de noviembre de 2007

¿Cuál es la idea?


Algunos días antes de la cumbre buena parte de los periodistas y cientistas políticos apostaron que en definitiva las declaraciones finales no aportarían mucho. Fue aun peor, la atención se centró en un incidente más propio de pelea de ebrios o de viejas copuchentas, que un debate político serio. Si en definitiva lo que vale la pena comentar es si el Rey estuvo bien o mal al mandar a callar a Chavez o si el venezolano estuvo acertado o no al insultar al presidente y la clase política española, resulta entonces que estamos presenciando la plena hegemonía de la lógica de la farándula (por algo Chavez llegó cantando)

A mi juicio el escenario político hoy en América latina es uno de los más interesantes que me ha tocado presenciar, la formación de un eje apoyado en una ideología para nada moderada, de los supuestos o ciertos herederos del Ché y del hoy Coma – andante Fidel, no debería dejarnos indiferentes, no sólo por las consecuencias propiamente políticas, de alcance global, (por muy poco influyentes que sean tales países de cara al primer mundo, para Estados Unidos no es cómodo tener la mitad de su patio trasero tratando de quemarle la casa) sino también económicos.

Resulta que ahora también Brasil tiene importantes reservas de petróleo y un gobierno supuestamente de izquierda, ¿qué pasa si lo sumamos al petróleo de Venezuela integrando a los pentacampeones al bloque con sus más de 180 millones de almas? ¿Alcanza para la revolución? ¿Qué papel le cabe a Chile? ¿Hay más interés en ese bloque o en la consolidación de un “Club de Lulú” en el cono sur?

No señores, no se hablará de nada de eso, porque al rey se le ocurrió hacer callar a Chavez, copando así el espacio disponible en los medios, menos mal que no se tiró un pedo y que Chavez no le dio un agarrón de poto a Bachelet! hubiéramos tenido banalidades para comentar por mucho tiempo.

Quizás "¿Por qué no te callas?" serán las palabras más recordadas del 2007 en Chile después, por cierto, de "¡Wena Naty!" Por favor, menos Chavez y más Chomsky, hay mucha plata y vidas en juego. Si la idea es comentar apasionados enfrentamientos simbólicos, mejor centrémonos en las eliminatorias. El fútbol, como dijo alguna vez mi compadre, siempre será la más importante dede las cosas menos importantes.

Roberto.


2 de noviembre de 2007

LO QUE CREO


Me gustaría escribir nuevamente sobre Halloween y las transformaciones comerciales y culturales implícitas en este injerto. Pero ya lo hice hace dos años. Por ello y considerando que en la justificación de estos días especiales encontramos referencias a “todos los santos”, difuntos, brujas, fantasmas, etc. encuentro una excusa extraordinaria para referirme a lo trascendente y lo espiritual en nuestros días.

En general, siendo la tendencia actual un cambio vertiginoso y errático en las creencias de las personas en relación a la divinidad (en Chile, por ejemplo, la gran transformación es la importante disminución del número de católicos y el aumento de los evangélicos) considerando el panorama global, lo más sorprendente y definitivo es el aumento sostenido de las personas que no creen en nada. En Francia, por ejemplo, cerca del 35% de la población es atea o agnóstica, también, aunque en menor medida en Sudamérica cada vez son más los no creyentes, que incluso se agrupan y plantean reflexiones ideológicas interesantes.

¿Por qué? Es difícil de afirmarlo con certeza. para algunos, la razón es que “en todos los cambios pasados la religión siempre se pudo articular sobre la nueva experiencia laboral, sobre la nueva matriz de conocimiento, sobre el significado y valor que éstas producían, lo que no es actualmente el caso”.(1) No podemos desconocer la influencia de la difusión mediática de las aberraciones y actos terroristas, cometidos en nombre de la religión.

Asumiendo ese panorama, cabe reeditar la pregunta de Eco y Martini ¿En qué creen los que no creen? Y también cuestionarse ¿Qué sentido tienen estos días? ¿A qué le temen los no creyentes? ¿Qué esperan encontrar después de la muerte? Mis respuestas como uno de los exponentes de este grupo en crecimiento, son simples y en cierto modo pesimistas. Sólo creo en lo que puedo constatar, empleando los mecanismos que más éxito han tenido a efectos de acercarse a la verdad, y dentro de ellos ciertamente, las ciencias. ¿Qué sentido tienen estos días? Ejercitar la memoria, sentirnos mejor, divertirnos, descansar. ¿Qué espero encontrar después de morir? Nada, con la muerte termina todo, al menos para mí.

La pregunta sobre los temores es la que me parece más atractiva. Alguna vez con mi compadre comentamos, siendo los dos en ese entonces jóvenes católicos practicantes, que sólo en el contexto religioso se encontraba el auténtico miedo: Así por ejemplo, “El exorcista” asusta más que “Alien”. Hoy como expresión del abandono de las creencias a que me refiero, cada vez el hombre es menos temeroso de lo metafísico y más del delincuente, de perder el trabajo. De la enfermedad. Un experimento sencillo me llevó a constatar tal realidad con un ampliamente difundido vídeo en youtube denominado “Obedece a la Morsa” supuestamente elaborado por una curiosa secta satánica de minorías sexuales. A ojos de no creyentes, y escépticos (Como mi compadre y yo) sólo sorprende la crueldad del empleo de la enfermedad de un ser humano ridiculizado y en cierto modo vejado. Algunos creyentes (como uno de mis alumnos en la Autónoma) me comentaron que sencillamente no pudieron terminar de verlo, porque sintieron algo poderoso e indescriptible. Un colega mío adorador de la Virgen, muy talentoso intelectualmente, sólo vio un par de segundos y me dijo “tu me conoces, prefiero no ver esta huevada”.

Así entonces, la laicización de nuestro entorno cambiará algo más que el número de asistentes a los templos. Hoy me refiero a los fantasmas y demonios. Podría hacer el mismo ejercicio respecto de la navidad. Es curioso, pero no dejo de sentir una profunda tristeza cuando pienso en el pesebre. Pero también resignación y tranquilidad: La vida vale la pena vivirla intensamente aún sin Dios.

De más está decir que me interesa profundamente su opinión al respecto.



Roberto

(1) Robles, J. Amando “La Religión de Hoy: Crisis y Retos”, archivos UNA, Pág 7.