Algunos días antes de la cumbre buena parte de los periodistas y cientistas políticos apostaron que en definitiva las declaraciones finales no aportarían mucho. Fue aun peor, la atención se centró en un incidente más propio de pelea de ebrios o de viejas copuchentas, que un debate político serio. Si en definitiva lo que vale la pena comentar es si el Rey estuvo bien o mal al mandar a callar a Chavez o si el venezolano estuvo acertado o no al insultar al presidente y la clase política española, resulta entonces que estamos presenciando la plena hegemonía de la lógica de la farándula (por algo Chavez llegó cantando)
A mi juicio el escenario político hoy en América latina es uno de los más interesantes que me ha tocado presenciar, la formación de un eje apoyado en una ideología para nada moderada, de los supuestos o ciertos herederos del Ché y del hoy Coma – andante Fidel, no debería dejarnos indiferentes, no sólo por las consecuencias propiamente políticas, de alcance global, (por muy poco influyentes que sean tales países de cara al primer mundo, para Estados Unidos no es cómodo tener la mitad de su patio trasero tratando de quemarle la casa) sino también económicos.
Resulta que ahora también Brasil tiene importantes reservas de petróleo y un gobierno supuestamente de izquierda, ¿qué pasa si lo sumamos al petróleo de Venezuela integrando a los pentacampeones al bloque con sus más de 180 millones de almas? ¿Alcanza para la revolución? ¿Qué papel le cabe a Chile? ¿Hay más interés en ese bloque o en la consolidación de un “Club de Lulú” en el cono sur?
No señores, no se hablará de nada de eso, porque al rey se le ocurrió hacer callar a Chavez, copando así el espacio disponible en los medios, menos mal que no se tiró un pedo y que Chavez no le dio un agarrón de poto a Bachelet! hubiéramos tenido banalidades para comentar por mucho tiempo.
Quizás "¿Por qué no te callas?" serán las palabras más recordadas del 2007 en Chile después, por cierto, de "¡Wena Naty!" Por favor, menos Chavez y más Chomsky, hay mucha plata y vidas en juego. Si la idea es comentar apasionados enfrentamientos simbólicos, mejor centrémonos en las eliminatorias. El fútbol, como dijo alguna vez mi compadre, siempre será la más importante dede las cosas menos importantes.
Roberto.