Cuatro personas, entre ellos los padres de una
menor de 5 años, fueron detenidas por el delito de homicidio
calificado de un menor de 13. Parece ser que la niña acusó al chico de
violarla, por lo que los padres y vecinos acudieron a buscarlo. Lo amarraron a
una silla durante casi 12 horas, lo golpearon y torturaron fracturando incluso
huesos bajo su rostro. Finalmente lo asfixiaron con una bolsa plástica, causándole
la muerte. Al parecer el muchacho, que vivía en la precariedad
supuestamente protegido por el SENAME, nada tuvo que ver con agresión sexual
alguna.
Un tema que da
para mucho. En primer lugar me llama la atención que se ponga tanto énfasis en
la inocencia del niño asesinado ¿alguien puede afirmar que en una sociedad
civilizada, de haber sido culpable, estaban justificados los hechores? La
eventual culpabilidad del niño es una circunstancia marginal que, como mucho,
podría atenuar su responsabilidad. Por otra parte, sorprende más aún leer en
redes sociales y comentarios de las noticias en medios virtuales, que pidan
balas en la cabeza y pena de muerte para los
agresores. ¿En qué quedamos? ¿Somos o no somos? ¡Cuándo llegará el día que se
privilegie un análisis extra penal de situaciones como esta! Esto es: como han
fallado los medios de comunicación que propician el entorno para reacciones como
esta, como han quedado en deuda las instituciones encargadas de la protección
de los menores, qué podemos hacer para que las personas vuelvan a confiar en el
sistema de justicia (hoy no cabe sino concluir que es una tarea titánica a
mediano o largo plazo) Y, sobre todo, analizar por qué siempre la reacción
transversal y predominante (en todos, eso es lo complejo, no solo en las
víctimas) frente a cada una de las situaciones dolorosas, de la cual éste drama
es una muestra, es la ira y el odio, excluyendo cualquier perspectiva sensata y
constructiva.
Tengo la
sensación de que desaprovecharemos una nueva oportunidad de hacer las cosas en
serio.
Roberto Rabi
@rabigonz
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