24 de junio de 2006

MEMORIAS DE UN PELOTA




¿Recién terminó la primera vuelta?
me preguntó con los ojos desorbitados una colega el viernes. Sí, aun queda bastante, respondí yo, deseando que el mundial no termine nunca. Es que durante estos días muchos vivimos algo especial, espiritual, casi religioso. De hecho circulo por la vida con mi televisión portátil para no perderme los detalles de cada match.

Me conmueve pensar en lo que viven durante este período aquellos que odian el fútbol. Así el chascón Villegas, escribiendo para el Gráfico comentó recientemente “No veré este mundial, no me calienta, no siento razón ninguna para hacerlo”. No sólo intelectuales como Humberto Eco, o artistas alternativos como Alex de la Iglesia desprecian el fútbol, muchas veces con muy buenos argumentos: por ejemplo la instrumentalización de la que lo han hecho objeto nefastos personajes como Mussolini o Franco. Que decir del mundial del 78 y Videla; también lo aborrecen algunas mujeres lamentablemente muy lindas y uno que otro amigo con quién no logramos entrar en sintonía a la hora de calificar el mejor gol o el equipo más dotado. Pero a los fanáticos, nada de eso nos importa. Es fundamentalismo.

El mundial del 2006, comenzó con Brasil como principal favorito, expectativas de una buena participación de Alemania y su fútbol sobrio, que pese a encontrarse en el lugar 19° del ninguneado ranking de la FIFA, (en el que por ejemplo Estados Unidos figura 4° y México 6°) es serio candidato a la corona, por su condición de local y su tendencia a hacer de los resultados una justificación a prueba de toda crítica, seis equipos que nunca antes habían participado en la fase final de un mundial y 1.732 millones de dólares invertidos en estadios para el desarrollo del campeonato (para que presten atención quienes sueñan con organizar una copa del mundo en Chile)

Después de la primera etapa comienza el mundial en serio, (en 1938, por ejemplo, la primera fase fueron los octavos de final) sin convidados de piedra y, por lo visto, sin sorpresas, salvo Australia para algunos (aunque después de haber dejado fuera del mundial a un equipo dos veces campeón del mundo como Uruguay, en realidad dudo que pueda hablarse de una sorpresa) y con todos los grandes aún en camino salvo la República Checa (y Estados Unidos si le damos crédito al ranking FIFA), que mostró buen fútbol, pero no lo suficiente. Argentina nos advirtió que no espera hacer el ridículo como el mundial pasado y Brasil quedó en deuda.

Terminada la primera ronda se habla de España y Argentina como los nuevos favoritos. España ha adolecido de un comportamiento bastante errático en los certámenes anteriores: ¿Será nuevamente el cuento del lobo?. Argentina se enfrenta a la tradición de los mundiales jugados en el viejo continente: salvo el ´58, los sudacas no han ganado en esas tierras.

En cuanto a figuras individuales o goleadores, todo está por verse, no ha descollado ningún jugador aun. Queda mundial para rato.

¿Cuál es tu candidato?

Roberto.


A tu colega que preguntó si había terminado recién la primera etapa, debiste haberle respondido que recién comenzó el mundial. Basta de especulaciones, ahora fútbol de verdad.
Sigo pensando que Brasil es favorito para muchos, pero el estilo y el fanatismo argentino es el que más me atrae, son mis candidatos. Sinceramente el partido con México me conmovió, (esto lo escribo mientras veo el partido de Ecuador e Inglaterra, hincho por los primeros, por lo mismo no voy a escribir mucho y menos bien), confío en sus jugadores, creo en los tremendos talentos que tiene ese grupo, ¡fíjate en el gol que hizo el Maxi!.
Coincido contigo en que el mundial es la gran fiesta del deporte (puaj las Olimpiadas, excepto por el fútbol y el tenis), es la emoción máxima, no quiero recordar tantos momentos grabados vívidamente en mi mente de mundiales pasados, especialmente del 82 en adelante, insisto, estoy viendo un partido. Solo quiero señalar que hay solo una cosa que no me gusta, aunque es un tanto accesoria a este magno evento, y es lo deslavada y triste que se ve nuestra competencia nacional una vez terminado el Mundial, mejor que sea cada cuatro años amigo mio, sino no irías nunca más al estadio... ¡mierda, travesaño de Ecuador!, maldito Tenorio, bueno me voy a concentrar...



Freddy

13 de junio de 2006

"NUESTRA LUCHA"




Creo, sin duda, en la libertad de pensamiento. Debemos fomentar su defensa y respeto, pero creo que el tema de los nazis en Chile me supera. Pone a prueba mi tolerancia.
En principio, no tengo mayor respeto por la estupidez evidente, y me parece que el creer que la ideología nacida por y para algunos miembros del pueblo germano (con toda la distorsión implícita en ella) puede ser transplantada a nuestro país, desde nuestra realidad social, económica y racial, es irrisoria. Creo que lo único que hacen comparable "Mi lucha" de Hitler con "Raza chilena" de Nicolás Palacios es lo burda e infundadas de sus teorías.
Si bien, uno no deja de sorprenderse con nuestra especie, es notorio lo curioso (por decir lo menos) que representa el olvido de los más de 57 millones de muertos producto del auge de la ideología nazi durante la primera mitad del siglo XX, entre judíos, gitanos, eslavos, homosexuales (en total unos 15 a 20 millones, asesinados sin mediar lucha alguna) y el resto de muertos que regaron, principalmente, el suelo europeo durante los combates de la Segunda Guerra Mundial. Que pena es constatar una nueva prueba de nuestra incapacidad de aprender de nuestros errores, incluso los más impresentables.
Me parece además que mínimo hay que tener ojo social y judicial ante una forma de pensamiento que se funda en el odio y la violencia (Como dijo una destacada personalidad francesa uno tiene que ser "Patriota" por que ama a la patria y no "Nacionalista" quien odia a las demás patrias), en el racismo, en la verticalidad social fundada en el concepto de "superioridad". El tema es que esa vigilancia no debe traspasar el principio de "libertad", es más me da lo mismo si alguien es "satánico" o "vampiro" o "punk", mientras no signifique el daño material para los demás miembros de la sociedad. Es en ese aspecto que creo nuestra actitud con el nacismo en Chile debe ser enérgica, han traspasado la raya de la "Praxis", ya materialmente y organizadamente están actuando en desmedro de la vida y la integridad de los que no piensan como ellos ni cumplen con sus cánones raciales o nacionales, arbitrariamente impuestos a los que creemos en la democracia, la libertad, la igualdad y la fraternidad.
A la larga creo que "nuestra lucha" debe apuntar a ser intolerantes con la intolerancia cuando causa daño material y personal a miembros de nuestra sociedad que por su condición particular no cae dentro de los cánones de "normalidad" impuestos con violencia por un puñado de anacrónicos intolerantes, ignorantes y delincuentes (asociados eso sí). Aislémoslos, denunciemoslos, obliguemos a nuestra justicia y a nuestras instituciones a actuar. Esto no puede crecer. ¿Qué viene después los Maras?. Basta de inercia, debemos actuar.

Freddy


En el fondo estoy bastante de acuerdo contigo, pero creo que ciertos términos no son compatibles con mi estructura de pensamiento. Creo en la estricta separación entre el plano de las ideas y de los hechos y recuerdo que, en su oportunidad, al derogar el artículo 8ª original de la Constitución del 80, (1989) nadie afirmó que propagar doctrinas que atenten contra la familia o propugnen la violencia o una concepción del Estado, o del orden jurídico de carácter totalitario, fuese una conducta socialmente valiosa, solamente se sostuvo, y en eso hubo un amplio consenso, que sancionar cualquier postura ideológica que no trascendiera al mero ámbito de las ideas (ojo que siempre se tuvo a la vista a la extrema izquierda) era incompatible con la plena vigencia de un estado social y democrático de derecho.

¿Qué pasa entonces si ya no hablamos de lucha de clases ni de atentar contra la familia sino de razas superiores y de atentar contra quienes tienen otro color de piel? ¿Estamos dispuestos entonces a reimplantar una suerte de "negativo del artículo 8º"? Aunque aparentemente son sólo preguntas retóricas, las respuestas parecen ser afirmativas. Así como nadie dudó en calificar de acertadas las condenas de Nüremberg, pese a que se gestaron en flagrante contravención a los principios jurídicos más básicos de nuestros tiempos. En el fondo se trataba de hacer "justicia".

Pues bien, creo que entre plantear derechamente la intolerancia contra la intolerancia y limitarse a sostener la aplicación de penas más severas a aquellos delitos motivados por la ideología nazi o neonazi, o el castigo a la actuación organizada de grupos centrados en atentar contra los derechos de las personas por su origen nacional o racial, (una asociación ilícita como cualquier otra) existe una diferencia importante: la existente entre intolerancia y criminalidad. Creo que dejar de considerar tal distinción hoy en día no sería ilegítimo ni menos aún impopular. Pero hace bien recordar a la poblada que lincha al violador, a los pseudo magistrados de cualquier Nüremberg y a todo aquel que toma justicia por propia mano, que si en algún momento decidimos tener normas y respetar la libertad de conciencia, fue en serio.

Entonces... A seguir siendo intolerantes con la intolerancia, movilizándonos contra la irracionalidad, pero siempre recordando que cuando aislamos a un sujeto por el sólo hecho de ser nazi y pensar como nazi, lo hacemos, pese a que al fundar nuestra comunidad le dijimos que tenía ese derecho. Si da el paso siguiente y mata a un punk en el Bío Bío, entonces deberemos tener en cuenta que no tener piedad al aplicar la ley, entonces será nuestra prerrogativa inalienable.

Roberto