28 de diciembre de 2005

28 de diciembre


Hay que señalarlo, la distorsión que crea elecciones cerca de fiestas de fin de año y balances en los trabajos interrumpen la realización de las cosas que más nos gustan. Una de las afectadas fue este espacio de conversación web.
Pero esta distorción continua por lo mismo este comentario va a ser corto. Pero con varias consideraciones a la vez, un pequeño balance y reflexión de fin de año:
- Aunque lo tenía asumido, llamé a votar por Hirsch solo para malear la elección del pasado 11, ahora lo haré verdaderamente por el único capaz de producir todos los cambios en los que sí creo, y ese personaje es Piñera.
- Así mismo, debo reconocer que el tema del humor negro me ha llevado a reflexionar en torno a su negatividad y he llegado a la conclusión de que es nefasto. Uno debe propender a la sana convivencia en términos totales y ese tipo de manifestación del humor justamente apunta a lo contrario.
- Unido al primer punto, debo señalar que pasada la Navidad debemos reflexionar en torno al país que queremos y por lo mismo cuales serán los principios rectores que debemos seguir, por lo mismo he optado por los del HUMANISMO CRISTIANO y te invito a seguirlos. Así también a identificar a ¿Quién los encarna?: Solamente Sebastían Piñera.
- Perdón es una de nuestras palabras claves a estas alturas del año, por lo mismo: Libertad a Pinochet, que descanse, ya está anciano y ningún anciano es malo.
- Debemos reconocer los méritos de Sánchez a la cabeza de la ANFP, ha tenido logros importantes, por lo mismo REELECCIÓN.
- Solidaridad con nuestra nación y sus integrantes, por lo mismo apuntemos a las siguientes medidas:
1. Fortalecimiento de nuestros gremios profesionales: No más acreditaciones a extranjeros, expulsión a los que actualmente ejercen.
2. Expulsión de todos los peruanos y bolivianos de nuestro gran país llamado Chile.
3. Cero solidaridad latinoamericana. Apuntemos a fortalecer nuestras relaciones con EE.UU., Inglaterra y Japón.
- Vivan las AFPs y las Isapres.
Un gran saludo de fin de año amigo mio y para todos nuestros lectores.

FREDDY

PD: ¡FELIZ DÍA DE INOCENTES!. Aunque como van las cosas casi todo se va a cumplir o ya es así.




Maestro de maestros:

Teniendo en cuenta que el origen del día de los santos inocentes lo encontramos en la matanza de cientos o miles de niños cuya vida fue segada por la prepotencia de un rey megalómano, egocéntrico y judío como si fuera poco, no creo que sea acertado hacer bromas en este día, en realidad ayer, porque por mi sobrecarga de actividades llegué tarde.

Pero se las perdono, porque tan fomes no son, y como dices, existe la posibilidad de que se transformen en realidad.

En mi caso, sólo propongo una breve reflexión en defensa de lo indefendible. Vivimos en una sociedad consumista, "quien no ama...compra" dijo alguien por ahí, pero fuera de la estafa al viejo pascuero de correos, creo que nuestro país vive momentos de especial tranquilidad y de felicidad, no sólo económica. No perdamos nuestra especial naturaleza franca, afable y afectuosa. La prosperidad material no lleva necesariamente a la podredumbre espiritual y en nuestro entorno ello no ha ocurrido. No seamos pesimistas, no dejemos que las tendencias depresivas propias de las tierras lejanas del Ecuador echen a perder lo bueno que poseemos y nuestras potencias valóricas esenciales.

Como dijo el pequeño Timmy, cerrando "A Crhistmas Carol": "Feliz Navidad, y que dios los bendiga a todos"....
...Y como dijo "Tomy Rey": "Un año más, que se va, cuantos se han ido ya!"

Roberto

7 de diciembre de 2005

Antes del domingo... un pequeño comentario


No sabes la lata que me da intervenir a mitad de semana nuestro medio de comunicación, teniendo claro que recién habías subido un tema que te apasiona tanto como es el fútbol y considerando el sentimiento con que lo hiciste, pero me sentí obligado a referirme a lo que va a pasar el domingo.
- No voy a profundizar nuevamente en las constantes históricas que me llevan a criticar la realidad en la que yo y millones de chilenos vivimos.
- No voy a solicitar nada a nadie. Que voten por uno u otro, en eso consiste la democracia. Cada uno elige lo que quiere.
- No quiero ocupar palabras rebuscadas ni eufemismos que maquillen los sentimientos que a estas alturas remueven mi alma al encontrarse en este trance que pudiendo ser glorioso no pasará de ser inocuo. Solo quiero opinar.
Creo en los sueños, en la capacidad de crear mundos cualitativamente mejores de los que vivimos en la actualidad, en lo ideal, en lo idílico. De la misma manera, no creo que tengamos que soñar lo que duramente vivimos despiertos a diario, tal como la Concertación y la Alianza nos fomenta. No va a cambiar nada estructural, serán cuatro años más de desigualdad, de avance macroeconómico, de nula participación ciudadana y de retos ante los medios de comunicación de las personas, del pueblo que legítimamente siente el derecho a reclamar por la realidad injusta que fomentan o no consideran quienes justamente tienen la misión contraria, la de defendernos y acogernos. Pero contradictoriamente creo en la construcción de una sociedad donde los que quiero no tengan como prioridad el status social y económico, y que buscan la felicidad en los bienes materiales y en el trabajo muy bien remunerado en detrimento del amor, la amistad, la cooperación, etc. Sueño que las personas que quiero y mis compatriotas acepten las diferencias y que nuestros representantes ayuden a ello. Creo en la no discriminación, y no creo en los patrones de belleza preestablecidos por el mercado. Creo que no todo debe calzar econométricamente y no creo que los sentimientos por no cuadrar en esos términos deban desecharse.
Hemos pasado años de represión, dictadura, crímenes, tal como describiste tan humanamente hace unos comentarios atrás. También hemos pasado 16 años de seudo democracia que tiene del mismo modo su lado cruel: Desigualdad, discriminación, alienación, marginalidad, todo ¡enmarcado en riqueza macroeconómica! (insisto no voy a ahondar en todo ello). ¿No tengo el derecho a soñar que esto puede cambiar?.
¿Soy un resentido social?, quizás, pero creo que estoy mejor que muchos otros chilenos, tengo trabajo, tengo espacios para opinar (cuestión que otros claramente no tienen y cuando lo buscan son vituperados), ¿un resentido social sueña una realidad mejor no solo para sí?. La verdad no sé, lo que si creo es que el único proyecto que me da ese lujo, ese espacio, (tu sabes, no tengo compromisos partidistas, incluso pertenecía fielmente a una de las coaliciones gobernantes), el que tengo absolutamente claro que en términos de representación le va a ir pésimo, es el Juntos Podemos Más. Eso sí, si mi voto sirve para ayudarlos a seguir molestando, a ser una piedra en el zapato chino del sistema actual y a fin de que ayude a que personas como yo sigan creyendo que un futuro mejor es posible…lo doy feliz, de hecho más feliz que nunca.
Freddy

5 de diciembre de 2005

Nuestro Balompié


¿Qué sentimos cuando vemos un encuentro del FC Barcelona, y en ese marco, no menos de tres o cuatro jugadas mágicas de Ronaldinho que nos dejan sin aliento, anonadados? Si un jugador de un club en nuestra vilipendiada primera división hiciera lo propio dos o tres veces en un encuentro, tales imágenes se repetirían en TV hasta la saturación, por semanas.

Lamentablemente eso no ocurre y, respondiendo la interrogante inicial, sostengo que en mi caso sólo me resta sentir una profunda e insana envidia. Considerando que por mucho cariño y admiración que mantengo por el BarÇa, el club de mis amores es otro. Otro que se desenvuelve semana a semana en la liga de honor chilena y que, pese a toda la energía que los fanáticos intentamos transmitir desde el tablón, en cuanto hinchas, no sobresale al penoso desempeño que cada fecha la veintena de elencos de nuestra “Primera A” nos hace sufrir.

Cuando comento esta amarga sensación en mi entorno familiar y social, la respuesta que recibo, en la mayoría de los casos es conformismo y resignación: “¿Qué otra cosa puedes esperar si estamos en Chile? ¡Simplemente somos malos para la pelota!” Esa respuesta no me conforma. Porque la cuestión en que me centro no es el desempeño de la “roja de todos”. Me quejo porque vivo en Chile y salvo escasísimas oportunidades sólo puedo ir a descargar tensiones a los estadios te nuestro país. Considera, además que, por ejemplo en la “madre patria” casi ninguna de las figuras que nos deslumbran y engalanan su liga son españolas. Lo peor es que vivimos un período negro en circunstancias que, desde principios de la década pasada, la mesa quedó servida para otro plato. Brillaban entonces en nuestro medio figuras de primer nivel como Alberto Acosta, Gorosito, Espina, el Leo Rodríguez y Salas en su mejor momento. El país, por otra parte, mejoraba su situación económica y sólo restaba sostener el crecimiento y transformarlo en desarrollo. ¿Qué pasó entonces con el bello deporte que cumple una función tan importante en la juventud, alejándola de vicios y conductas desviadas, además de optimizar su salud? ¿Cómo llegamos a ver cada fecha goles que son expresiones demoníacas de fealdad, errores impresentables, autogoles, habilitaciones con la canilla y un ritmo de juego propio del “Lento Rodríguez”?

Por favor, no me dejes llorando solo, dame una respuesta. Mientras sólo puedo aplaudir el merecido “Balón de Oro” de Ronaldinho Gaucho esbozando una mueca parecida a una sonrisa, con la mirada perdida en otras latitudes. Demasiado distantes.



Roberto




Obviamente te ayudo a sentir. Quiero empezar señalando mi profunda admiración por Ronaldinho quien a demostrado, por lejos, ser el mejor jugador del mundo, pero a un nivel que no veíamos de hace mucho. La verdad es que conmueve verlo jugar. Sus fintas, su magia con el pie, sin duda, lo dejan al nivel de los más grandes, no solo futbolistas, sino que deportistas del mundo.
Creeme que la nostalgia que siento por nuestro fútbol de la década pasada me atormenta de vez en cuando. Es en ese sentido que me gustaría ser joven, solo por el hecho de no haber conocido el elevado nivel de los campeonatos del fútbol chileno de los noventa. Así no tendría nada que extrañar.
Creo, como tu, que no es que seamos intrínsicamente malos para la pelota y que tal situación nos lleve a tener un campeonato tan malo. Tiene que ver con lo que una vez dijimos, es la forma chilena de ver el fútbol. La extracción del salmón, la producción de vinos, la actividad económica en general se ha ido perfeccionando y mejorando a niveles insospechados (obviamente con un costo), pero en lo relativo al fútbol, esta visión de mejoramiento no ha llegado. Tenemos defectos endémicos, arrastrados de los más oscuros momentos de la administración de nuestro balompié. Solidaridades mal entendidas entre futbolistas, arbitros y sobre todo entre dirigentes. Improvisaciones, irresponsabilidad (moral y jurídica) en las administraciones de los clubes y a nivel de ANFP, etc. Es así como llegamos a que nuestro dirigente máximo se quede dormido en instancias oficiales de fútbol internacional y nuestros jugadores salgan a la cancha con camisetas pidiendo que ruede las cabezas de los dirigentes (¿sólo de la Asociación o sus empleadores directos también?). A estas alturas los hichas queremos que caigan todos!!!.
Amigo mío, consuelo de tontos, queda el cable y la señal internacional que trae partidos de calidad. Veamos y deslumbrémosnos, por mientras, con Ronaldhino. Envidiemos sana y malsanamente lo que pasa afuera, ningún mal puede durar eternamente, y por último espero que se repita el veranito de San Juan que significó los torneos de la década pasada. Por último, y alguna vez lo dije, prefiero, mil veces, luchar o angustiarme realmente por cosas más importantes... Ojo el domingo.


Freddy

23 de noviembre de 2005

Prioridades y constantes históricas



Podemos señalar que la situación de sometimiento a proceso del ex-dictador Pinochet inmediatamente nos reafirma el norte que como país y sociedad hemos seguido. Siempre la discusión respecto de la importancia o no de los delitos y su correspondencia con la pena es un debate de enormes y variadas aristas, especialmente cuando se comparan delitos económicos con crímenes directos a la vida o integridad de una persona. He aprendido y compartido la postura que los desfalcos a las arcas públicas merecen mayores penas que los delitos a personas individuales por el daño extensivo que provocan (lección de Melón) en programas sociales y que redundan en reproducción de problemas sociales y sicosociales. En fin, parto desde esa visión que puede ser perfectamente cuestionable. El problema al que me enfrento es cuando constato que una persona que utilizó el aparataje del estado para realizar crímenes extendidos contra la vida y la integridad de las personas termina siendo condenado y perseguido judicialmente por evasión de impuestos, valga la anaogía ya hecha con Al Capone. Creo que tal situación inmediatamente nos pone en evidencia de cuales son las prioridades nacionales, a este respecto creo que el seguimiento del paradigma económico y la constante histórica que significa la búsqueda de la estabilidad nacional establece que: No cuestionemos el actuar moral que significa la matanza y represión de miles de chilenos, porque a la larga la legitimidad que otorga la aplicación de justicia y saneamiento social que eso significa (proceso que claramente conlleva inestabilidades sociales dentro de su proceso) significa un esfuerzo que nuestro natural miedo a conformar una sociedad inspirada en la participación y real convivencia (que a estas alturas parece imposible) relega a un último plano. Así mismo, cualquier distorsión que afecte la visión económica imperante ( el marco del caso Riggs por evasión tributaria y uso de pasaporte falsificado) lógicamente va en contra de dicha visión homogeneizadora desde arriba y estabilizadora, visión a su vez, no legítima. A pesar de esta pesadumbre debo señalar que también a estas alturas algo es algo, y como no creo en la grandeza de un dios, si creo en las mínimas satisfacciones que significa la aplicación de la justicia humana, que a la larga algo de venganza conlleva, pero también algo de paz otorga.



Freddy



Este es un tema complicado para mí, porque a menudo me lleva a descubrir enormes inconsecuencias en mis opiniones, inconsecuencias simples e inexcusables como entender que no hay nada más sano para las sociedades y la paz social que dejar que los tribunales apliquen las normas sobre prescripción a todo evento, y al mismo tiempo, tratándose de Augusto, preferir que se le siga torturando judicialmente. ¿Por qué? No aventuraré justificaciones, simplemente expondré los motivos: Uno central y principal: Lo odio. Lo odio porque gracias a él viví buena parte de los mejores años de mi vida sujeto a una dictadura represiva e inmoral. No lo perdono ni lo perdonaré jamás, y eso que el daño que me causó es mínimo comparado con el dolor de las víctimas de las armas de sus secuaces. Se dice que no fue el único y ni siquera el principal de los causantes de tal estado de cosas. Es obvio, según varios de sus biógrafos, parece ser que la influencia de Lucía fue nefasta y tremenda. Por otro lado y de manera increíble en el reciente careo Pinocho-Mamo, el "Tata" llamó a Contreras "Mi General". Parece que nunca terminaremos de sorprendernos. Da lo mismo hoy. Si Europa tuvo su juicio de Nüremberg ¿Por qué nosotros no?

Ahora los casos de defraudaciones, exacciones ilegales, falsificación de instrumentos públicos y privados, enriquecimiento sin causa y otros que sorprendieron a aquellos que sostenían el impresentable argumento que podría sintetizarse señalando "muy asesino podrá haber sido pero no ladrón", me parecen gravísimos también. Más aun si la mayoría de las irregularidades son más recientes y no cabe discutir sobre si el tiempo a borrado en parte la ofensa.

Me parece muy positivo que el juicio histórico sea hoy radical y aparentemente definitivo. Creo, a su vez, que en gran medida eso se ha debido a que con posterioridad al su régimen no sobrevino ningún gobierno de quienes fueron sus partidarios y ahora reniegan de él. De haber sido así, estoy seguro que la situación sería distinta y peor. Pero si mi abuela tuviera ruedas sería bicicleta, ahora no es relevante. Lo importante es, como manifesté, que el juicio histórico parece rubricado e inmodificable, tanto así que a quienes fueron sus instrumentos como Cuadra, simplemente no se les permite trabajar mientras no digan todo lo que saben y sean castigados por la responsabilidad que tienen. En segundo lugar que con el castigo, sea legítimo o no, jurídicamente procedente o no, el efecto preventivo general de las armas estatales (legales y judiciales) parece intenso en términos tales que a nadie se le ocurriría, dárselas de "Pinochet II". Y finalmente que para satisfacción de los negros deseos de venganza de muchos de nosotros hoy sólo su nieta aun lo acompaña. Su nieta y un par de personajes que le fueron a cantar el cumpleaños feliz en alemán... ¿No deja acaso es gesto todo claro? ¿Alguien tiene alguna duda ahora?


Roberto

15 de noviembre de 2005

HUMOR, SOBRE TODO EL NEGRO



Un tema recurrente de candentes debates en los que he participado son precisamente los cuestionamientos al humor. Debe ser por que los he buscado, los he generado, promovido. Porque me molesta la visión predominante.
Me amparo en un par de supuestos, que sería extenso exponer con mayor latitud, pero que en general son asumidos por quienes se ubican en la trinchera opuesta. El principal es que el humor es sano, en sí. En su libro "Humor y Salud", el Dr. Raymond Moody no sólo sostiene que el humor posee un importante poder curativo, sino que formula propuestas concretas para la incorporación de actividades que incluyen este tipo de terapia en instituciones de salud.
Ahora ¿de qué nos reímos? De muchas cosas. Lo más habitual es reírse de la exageración, del absurdo, de excentricidades, desórdenes lingüísticos y mucho más. Tales situaciones las encontramos en todo nuestro diario vivir. ¿Cuándo comienzan los problemas? Cuando nos reímos del difunto o de su viuda en el funeral, cuando nos reímos del holocausto, de los detenidos desaparecidos, de los homosexuales, de la discriminación a la mujer (ver imágen), de los conflictos internacionales (el humor gráfico corresposndiente a nuestros problemas limítrofes recientes es de un negro azabache), de la sufriente víctima del hecho delictivo más funesto del día que es expuesta en los noticieros centrales de la TV, etc. ¿Por qué? No lo sé, supongo que alguna norma consuetudinaria que desconozco nos lo prohíbe, presumo, fundada en el respeto de los derechos y la dignidad de las personas objeto de tales bromas.
Pues bien, algunos eufemísticamente han planteado una distinción bastante exótica entre reírse "con ellos" y reírse "de ellos". A mi juicio no es más que una excusa lógicamente mal elaborada, generada por un normal sentimiento de culpa. Por que en ningún caso afirmo que reírse de la desgracia o de quienes la han sufrido es un deber. Pero considero enfermizo cuestionar enconadamente a quienes nos reímos con soltura y fluidez de tales situaciones. Al reírnos conseguimos, además de mejorar nuestra salud como exponía al principio, hacer que situaciones trágicas presten utilidad práctica, esa es la virtud única del humor negro.
Obviamente, propongo la delicadeza de no reírse en la cara de las personas, práctica que considero sana a todo evento, no sólo aplicable al humor cruel, en atención a las circunstancias específicas de cada evento; lo que es de sentido común: si te vas a reír de la viuda en el funeral, hazlo donde no te vean. Así no se afecta ni los derechos ni la dignidad y ni siquiera la tranquilidad espiritual de las víctimas y las llamo "víctimas" por su padecimiento principal, no porque las considere objeto de un tortuoso padecimiento del cual somos causantes.
Finalmente, el correlato necesario de una posición como la que sostengo es no proponerse uno mismo como "la excepción que confirma la regla" reírse de si mismo en las situaciones más adversas es una práctica del todo noble, así que ya lo saben: Si se quieren reír de buena gana, ¡vayan a mi funeral!
Ahora espero sus procaces insultos, para mofarme de su pésimo sentido del humor...


Roberto


Solamente voy a elaborar un comentario corto, ya que estoy de acuerdo contigo y debo señalar que el tema me parece sumamente importante, por lo menos como marco para este blog.
Creo que es tremendamente incómodo tener la epidermis fina respecto del tema del humor. Mi máxima es reirme de todo, obviamente incluyéndome. Entiendo que Chile es un país sumamente prejuicioso y discriminativo, pero creo que ponerse grave respecto del tema del humor negro no ayuda realmente a la integración o a la valoración del otro con sus diferencias, de hecho pienso que justamente la práctica en círculos privados de esta veta, coopera en el sentido de tomar ciertos aspectos de lavida con menos gravedad de la que realmente amerita. Por tanto coincido contigo en el punto de que hay que tener cuidado de exteriorizar sin cuidado bromas a personas sensibles o en momentos inoportunos en los que al final el receptor de la broma no va a sentirse parte del juego.
Seamos sinceros, en este país, una gran mayoría de los defensores de la no discriminación e integración mal llevada, casi draconiana, rien de buena gana con los Simpson, quienes se burlan descaradamente tanto de su sociedad y de sus pilares tradicionales más defendidos, como a su vez de las minorías y desgracias de los seres humanos. De ahí que me parece cínica la manera en que por ejemplo Condorito ha llevado a cambiar personajes en razón de esa bandera de lucha (Don jacobo por Máximo Tacaño, o la desaparición del Cortadito).
Propongo una lista de palabras censuradas solapadamente en este ámbito: Teletón, pedofilia, homosexual, DD.HH., etc. Si alguien quiere reirse de ellas incorporo la palabra Freddy.


Freddy

8 de noviembre de 2005

DE LÍMITES Y OTRAS COSAS...


En relación al problema surgido hace días respecto a nuestros límites marinos con Perú, debo señalar que no me inquietan mayormente los trámites diplomáticos que realicen nuestras cancillerías, a sí mismo, sus efectos o posibles repercusiones militares no son de mi interés inmediato. Lo que sí me preocupa es la exacerbación de sentimientos nacionalistas, de hecho chovinistas que surgen tanto en la población chilena como peruana.

En el caso peruano sabemos que su educación, su proceso formativo en los niños, incluye y levanta discursos antichilenos que se arraigan fuertemente en el espíritu del pueblo que nos ve como imperialistas (que en cierta forma si lo fuimos en el siglo XIX: Portales en sus cartas señala el camino que debe seguir Chile en Latinoamérica, Ortega y Gasset nos trata como un pueblo sediento de conquistas y el historiador Sater presenta a EE.UU. y Chile como “imperios en conflicto”), arrogantes y claramente como ladrones debido a los territorios anexados al nuestro, como consecuencia de la Guerra del Pacífico.

Nosotros en cambio, justificamos su percepción de arrogantes al mirarlos sobre el hombro, al considerarlos inferiores, feos, flojos, ladrones, etc. Prejuicios, por lo mismo infundados, que nos ha llevado gran parte del siglo XX a no considerar las opiniones o problemas de nuestros vecinos del norte.

Creo que el problema, en esencia, es nuestro. La visión peruana es focalizada hacia nosotros y por último tiene algo de justificación histórica, (que lamentable fueron las decisiones de la corona española en la delimitación americana durante el proceso de conquista, además, que terrible, la forma de construcción nacional de nuestros países durante el siglo XIX las que ayudan a este problema). En nuestro caso nuestra despectiva mirada es una condición general, no sólo con respecto de Perú, sino con todos los demás países latinoamericanos a quienes miramos sino con desprecio, por lo menos despectivamente. Aún más, somos así, incluso con nosotros mismos: El “chico”, el “negro”, el “pelo tieso”, etc. Son los típicos estereotipos que están presentes en nuestros comentarios y que se traducen en discriminación. Los trabajos, las relaciones de pareja y amistad pasan en Chile en muchos de los casos, por patrones discriminatorios a todo evento. Entonces, si no tenemos respeto por nosotros mismos, imagínate lo que van a ser nuestras relaciones con los peruanos residentes en el caso de una agudización de esta “crisis”. Ya he escuchado expresiones como “váyanse a su país”, “no roben más en Chile”, “no quiten trabajo a los chilenos”. A larga pienso que la falta de trabajo, las condiciones para asaltos o robos pasan por nuestros connacionales.

Creo en la integración, creo a su vez que no podemos cambiar de barrio, y creo también que tenemos más en común con Perú, Bolivia, Argentina o Colombia que con China, por último tenemos una historia similar... y amigo mío, si bien sé que no estás de acuerdo, creo que compartir historias vale mucho. A mi entender pienso que deberíamos dar los primeros pasos para mejorar nuestras relaciones con un vecindario que nos ha sido algunas veces hostil, pero que es esencial porque compartiremos un futuro nos guste o no, a mí por lo menos me gusta.





Freddy



Para empezar una importante aclaración: no niego que compartir historias sea valioso, pero afirmo que no siempre será lo más valioso y muchas veces será correcto priviliegiar otros intereses y/o principios. Así algunos plantearon que fue un craso error de las políticas exteriores de gobiernos pasados privilegiar la integración con la "premier leaugue", en circunstancias que jugábamos en liga de barrio. Creo que es una caricatura inexacta. Si Chile sufre la tensión que todos conocemos con nuestros vecinos, no es una consecuencia del presunto éxito de nuestra integración con América del Norte, Europa y Asia - Pacífico. Se puede caminar y mascar chicle a la vez.


Si hoy el ciudadano común y los medios emplean con más frecuencia de lo que desearíamos la palabra "guerra" es simplemente por una conducción no del todo satisfactoria que denota, a lo menos, cierta falta de interés. Ricardo Israel, por ejemplo, echó de menos la existencia de un grupo de trabajo dinámico y eficiente en Cancillería que monitoree los temas de largo plazo que forman parte de los intereses permanentes de Chile, trascendiendo los gobiernos de turno. Por su parte, el especialista en relaciones internacionales y padre de una muy buena amiga mía, José Rodríguez Elizondo, planteó que el país tiene buenos equipos diplomáticos, pero no siempre bien aprovechados.


Nuestro argumento único, pero poderoso, suele ser reiterado de manera enérgica por las autoridades: No tenemos asuntos pendientes en materia de límites y fronteras. Si lo analizamos en esencia, es una argumento bastante autista: Para Chile todo está solucionado y lo que hagan nuestros vecinos no interesa. Pues si no interesara, no miraríamos con preocupación el trabajo legislativo de nuestros vecinos. Si las pretensiones peruanas son serias o no, legítimas o no, jurídicamente procedentes o no... es harina de otro costal: pero su previsibilidad es indiscutible, las consecuencias de las mismas a la estabilidad de la zona, también es indiscutible y, en definitiva, todos los malos ratos y nervios evitables. Tenemos una enorme carencia de "empatía internacional".


Por otra parte, nuestra falta de sensibilidad en el trato al extranjero, al ser humano distinto, curiosamente más crítica con el de piel más oscura, pero también expresada en envidia respecto del de tes más clara, a mi juicio es un problema central, grave y triste. Irremediable en el corto plazo, pero mitigable: empleando para ello aquella herramienta de tantos filos y utilidades que nos permite aliviar tantos males de nuestra sociedad posmoderna: LA EDUCACIÓN.


Su especialidad maestro... le paso la pelota.






Roberto

31 de octubre de 2005

Halloween




Se acerca la noche de brujas y, como en los años recientes, las críticas, los argumentos comerciales, los estrenos de terror en el cine y, por otra parte, algunos aún recuerdan especialmente a sus seres queridos fallecidos.

A estas alturas el fenómeno se ha masificado y parece no haber vuelta atrás. Tenemos Halloween para rato ¿está bien eso? Para variar, el argumento más reiterado en contra de la festividad no me convence para nada: "se trata de una fiesta que no es nuestra". Pues la manera como celebramos la navidad tampoco lo es. El año nuevo y el conejo de pascua menos.
Si la idea es recoger y masificar tradiciones chilenas creo que es imprescindible tener en cuenta dos consideraciones sobre Halloween: La primera de ellas es que el incorporar festividades foráneas no tiene nada de malo en sí ni implica necesariamente renunciar a las que se supone son "nuestras" (que palabra más gastada) creo recordar que el año tiene 365 días y muy pocos de ellos son feriados por nuestra mentalidad amargada, conforme a la cual es mejor sacar la vuelta en el trabajo once meses y medio y salir un par de vacaciones que trabajar duro diez y tomarse dos de merecido descanso. Seré el hombre más feliz del mundo cuando celebremos todo febrero un carnaval parecido al de Río y nos regocijemos con Oktoberfest. Si se quiere potenciar las tradiciones chilenas el camino es otro: Investigarlas, rescatarlas, evaluarlas, potenciarlas social y comercialmente (aunque sé que esto último no es agradable al paladar de muchos) Me parece que hoy un importante sector de la población cree que si no se celebra Cuasimodo o la Tirana con mayor difusión es por culpa de Halloween. Sería como decir que no podemos comer empanadas porque alguien tuvo la mala idea de incorporar a nuestro mercado los hot dogs.

El segundo de los comentarios va más al fondo del asunto, porque si no existe un ánimo generalizado de rescatar fiestas o celebraciones nacionales, parece ser que es porque sencillamente tales festividades o celebraciones no están revestidas de mística, creatividad y magia en su formulación. Creo que esa sería la lectura definitiva de un observador objetivo. Debería llegar el día en que fuéramos más autocríticos y comenzáramos a generar ideas y trabajarlas con disciplina y cariño. Hasta ahora, si hay algo propio de mis compatriotas, es la tendencia a seguir la siguiente dinámica: 1° Buscar lo malo en todo; 2° Identificar a los culpables de aquello sucio que descubrimos y 3° Pelearnos por la orientación y resultados de esa búsqueda de culpables. Lo triste es que de búsqueda de soluciones no sabemos. Y lo más penoso de todo es que creo que es porque sencillamente no nos interesa. Así, me parece muy difícil que algún día logremos "exportar" celebraciones, lo que, a no dudarlo, sería mucho más grato para nuestra acomplejada manera de mirar la vida que sencillamente disfrutarlas en plenitud.

Ahora si me preguntas mi opinión personal sobre Halloween en particular, te puedo comentar que me encanta su estética y su carácter oscuro y divertido: como el humor negro, que es una de las combinaciones que más me atrae a la hora de enfocarnos en las emociones humanas: el humor y la oscuridad. Y me atrae porque nos ayuda vencer la desgracia con lo más sagrado que tenemos: la capacidad de ser felices en toda circunstancia.


Roberto

Halloween representa, en gran parte, lo que desprecio del sistema actual. No es chovinismo, creo en la diversidad cultural y los filtros culturales que permiten hacer propios elementos foráneos, pero eso representa un proceso. Así, la celebración de la Navidad me parece un poco más ingenua y legitima, ya que su arraigo en nuestro país empezó en épocas en que los medios de comunicación y el comercio eran un poco menos salvajes que en la actualidad. Así mismo, me imagino que los primeros regalos bajo el árbol eran humildes y aún así valorados.
Obviamente, poco a poco el tránsito ha sido a una celebración en términos consumistas impresentables, pero por lo menos se gesta con una intención un poco más loable en sus inicios. En cambio “noche de brujas” es una implantación brutal en pocos años, en que compramos una fiesta a la cual ni siquiera pasamos por el colador criollo, por el que la navidad si pasó. Eso solo en términos comparativos, porque si bien todos tenemos el derecho de celebrar y hacer lo que nos dé la gana, esto me recuerda el tema que comentamos respecto de la belleza en Chile, o sea, hay una suerte de obligación subliminal de realizar esta “fiesta”. Me parece poco argumentativo señalar que si los niños les gusta hay sacarlos disfrazados a pedir dulces (que si no les entregan toman represalia tirando huevos a las casas), si es así estamos obligados entonces, a dejarlos jugar Nintendo todos los días y basaríamos su dieta según las tablas nutricionales del Mc Donalds y el Kentucky, la máxima es hacerlos felices a todo evento. En torno a nosotros, una vez leí un artículo en relación a la generación de los que ahora superamos los treinta y planteaba que la gran mayoría fuimos demasiado bombardeados por medios de comunicación en plena dictadura en momentos de carencia económica, muchos en la actualidad, representan el segmento etáreo con mayor poder de consumo, de ahí que existan la cantidad de “revival” de la música de los ochenta, la vuelta a ver dibujos animados, ciertas modas o personajes de la tan recordada década, la demanda es amplia. En ese sentido, también hemos buscado realizar ritos o actividades que veíamos en la gran, y casi única, marcadora de pautas que era la televisión (ritos por ejemplo como Pascua de resurrección con su curioso conejo que pone huevos y Halloween) los cuales nos llamaron poderosamente la atención y jamás celebramos, esa insatisfacción se transformaría, en pocas palabras, en un trauma. No sé si es tan extremo, pero creo que algo de eso hay, ¿Cómo no recordar la “Gran Calabaza” y Charlie Brown?. ¡Lo único que espero es en unos años más no estar urgido por no encontrar el pavo para celebrar el día de acción de gracias!.
¿Sabes? a todo esto me acuerdo lo que “pela’o Henríquez” me señaló una vez sobre Halloween, en resumen coincidíamos en la crítica, pero señaló que aquí en Chile tenemos un fiesta parecida: La noche de San Juan y revisándola tiene una serie de ritos que son dignos de una película clase B de terror (esas de las buenas) y que si se potenciara quizás tendría un éxito insospechado… al parecer el problema es que es una celebración más propia.
Freddy

25 de octubre de 2005

BÓTALOS


Casi parece de locos no comentar el tema de la canonización de Alberto Hurtado (quien debo reconocer me inspira un profundo respeto) cuya fiebre popular me descoloca, tanto por la presunción que me significa la divinización que realizamos de nuestros congéneres o esta suerte de “teología del asistencialismo” que siento tiene un matiz reproductivo de las desigualdades sociales que se predica a diestra y siniestra tomando como base el pensamiento del “nuevo santo”. Así todo, lo que creo que pasa a un peligroso segundo plano es lo vivido el día miércoles en el debate televisado.
No voy a profundizar respecto del desempeño de los candidatos de derecha, (que ojo, siento que cumplieron dentro de las expectativas que se podían tener de ellos, no muy elevadas por cierto) sino más bien en los dos restantes. En el caso de Bachelet terminé de decepcionarme días antes al presentar su programa de gobierno, el cual está bien estructurado, financiado, pero absolutamente carente de sustrato onírico. A pesar del estrés, ya crónico, de nuestro presidente y la absoluta ineficiencia del cumplimiento de su slogan “crecer con igualdad” (justamente nuestro talón de Aquiles) volvería a votar por él si nuevamente prometiera dicho mejoramiento de nuestra condición de país. Por favor, que se entienda, no me gusta el populismo, adoro la capacidad que tienen los pueblos, las sociedades de soñar, incluso Max Weber lo señala: “en este mundo no se consigue nunca lo posible si no se intenta lo imposible una y otra vez”, por el contrario ¿qué recibo de la coalición gobernante?: solo arrogancia. Michelle señala “es fácil hacer un programa cuando se sabe que no se va a ser gobierno” o sea “como sabemos que vamos a ser gobierno hacemos el programa a la medida de eso”, ¿qué está pasando?, en nuestra cara nos señalan que no sacamos nada con soñar porque la elección ya está decidida. Lagos Weber (otro ) señaló este domingo que Hirch es simpático pero que se porta a la medida de lo que es “un 3% que no tiene ninguna posibilidad de ganar”. La soberbia francamente me ofende. Frases como las anteriores me alejan cada vez más de un proyecto que siempre lo sentí mío. ¿Sabes? Hice lo posible por alejarme de las críticas a la persona de Bachelet, de su presunta incapacidad como política cuyo éxito esta basado solamente en su simpatía y cercanía a la gente, etc. siempre he estado sobre esas consideraciones porque voto por ideas, por una visión de país y lo que ofrece la candidata dista mucho de lo que aspiro, su pragmatismo o “realismo, no me satisface, su postura en el debate terminó por convencerme. Finalmente me decidí, nuevamente voy a votar por un proyecto que para mi es el Juntos Podemos Más, siento que llegó el momento de tratar de fracturar el sistema binominal, llegó el momento de volver a soñar un país mejor, llegó el tiempo de enrostrar que podemos ser una sociedad mas participativa que no va a permitir que nuevamente la derecha asuma el poder integro del país ni que la concertación se transforme en un conglomerado reproductivo, anquilosante y soberbio.
Lo segundo que tengo claro es que ni loco anulo el voto.


Freddy

Concertacionista en carbonita.

Creo que más allá de la carencia de sueños, la Concertación, o más bien los políticos que la integran, perdieron la intención de construir un país mejor, después de 15 años de gobierno, como si en sus dedos tuvieran el anillo que narra Tolkien, sólo les interesa conservar la dirección de nuestros destinos. No me sorprende, creo que es la natural tendencia de todos los que han tenido acceso al poder. Es normal, pero peligroso. Tenemos el ejemplo del PRI en México: cuando un sector se acostumbra a gozar de la testera, pierde la noción de su rol esencial. Siempre he pensado que la persona de un candidato es en definitiva poco trascendente, lo que realmente importa es el grupo que hay detrás. En este caso me parece particularmente claro, si Bachelet es la candidata, no es porque sea la figura más talentosa de la Concertación y ni siquiera de su partido; lo es porque es la más atractiva a los ojos del electorado y a la hora de una elección es lo que más importa, porque, insisto, después el gobierno quedará en manos de un grupo no pequeño de rostros ocultos tras el poder. Eso me parece operativo y correcto. Lo que no me complace es el enfoque que se nos presenta: La Concertación nos ofrece, no realismo, el cual a mi no me desagrada para nada, sino falta de ambición, no falta de ganas de soñar lo inalcanzable, sino falta de voluntad política para practicar cambios radicales pero no traumáticos y muy coherentes con lo que en un principio fue la lógica de la Concertación.


"Juntos Podemos" nos presenta una oferta distinta y fresca, radical para nuestros tiempos, pero que hace cuatro décadas se hubiera entendido como un conjunto de tímidos paños fríos a la cara de un enfermo terminal. Buena parte de sus propuestas me cautivan, salvo la orientación internacional: la integración preferente con Latinoamérica. Si nos vamos a integrar al mundo, hagámoslo en serio y con todos, rechazando lo que no nos gusta de cada país. Pero, como ya lo dije en su oportunidad, considero que un pasado común de vecindad no es justificación para priorizar lazos comerciales y políticos. El resto del programa, en general te podría decir que me entusiasma. Pero mientras no pasen del 10% del electorado, las energías deberían concentrarse en ganar credibilidad y desarrollar un proyecto a mediado y largo plazo, para que alguna vez disfrutemos de opciones interesantes para concretar una saludable alternancia en el poder.


A la derecha no le creo. Se cansaron de mentir durante la dictadura y de hacerse los desentendidos cuando el "Tata" cayó en desgracia. Sus candidatos me parecen desesperados por ganar la presidencia como un fin en sí. Por eso, pese a que han hecho buenas campañas y han dado a conocer con claridad y entusiasmo principios y soluciones a problemas endémicos, no pueden negar lo que son: neoliberales y estancados moralmente. Eso es lo que busca legítimamente cierta parte de nuestro electorado en todo caso. No creo que decir "todos saben que pertenezco a un movimiento religioso" sea lo suficientemente explícito.


En este marco, las decisiones son difíciles, concuerdo contigo en que lo peor es anular el voto, de hecho no lo considero una expresión de intenciones sino que una tontera. Siempre se puede optar por el mal menor y tal decisión se traduce en consecuencias prácticas más interesantes que la pataleta.


Por ahora nada nuevo bajo el sol, lo que no quiere decir que la situación necesariamente continúe así. Es más, me ilusiona pensar que con un par de movimientos audaces en el tablero de ajedrez, la próxima vez si haya algo en juego.

Roberto

17 de octubre de 2005

Chilean Beauty


¿Me podrías creer que hace una par de días comentaba en mi entorno laboral que pretendía practicarme una lipoaspiración y que buscaría la alternativa más barata al efecto? Pues hoy bastante choqueado, veo la situación de un modo distinto. Particularmente me impactó el titular de La Cuarta, correspondiente al lamentable caso de Jessica Osorio: "Galeno que dejó vegetal a mami las hacía todas en clínica mula". Si la víctima hubiera sido yo, mutatis mutandis, el titular hubiera sido el mismo, pero en vez de "mami", quizás que hubiera dicho. Pues bien, el impacto de este drama humano me lleva a plantear un par de reflexiones.

La primera de ellas es sobre lo que nos motiva a pretender belleza, o al menos a huir de la fealdad, con el menor esfuerzo posible. Hacer ejercicios es la alternativa segura, saludable y más o menos barata. La cirugía parece ser la opción cara y cómoda, o más bien, cómoda pero cara. ¿Cabe algún reproche moral por buscar la alternativa más fácil para lograr lo que te interesa en la vida? A mi juicio no. Pero no deja de ser curioso el desmedido interés por la apariencia que se traduce muchas veces en gastar más de lo razonable en tales menesteres, en circunstancias en que existen otras necesidades más urgentes insatisfechas. En mi caso personal parece ser razonable concluir que antes de recurrir al quirófano, debería equilibrar mi presupuesto y el caso de Jessica, quizás la búsqueda de una alternativa tan precaria, pudo haber sido siempre entendida como un riesgo evitable. Pero detrás del desmedido deseo de verse bien, se oculta, a su ves, siempre la necesidad de aceptación, que muchas veces tiene explicaciones más profundas que la mera frivolidad.

En segundo lugar me pregunto ¿Cómo es posible que funcionen en las condiciones que todos pudimos percibir "centros de salud" como aquel en que Jessica terminó sus días en estado vegetal, en un país que pretende lograr el status de "desarrollado"? Un error lo comete cualquiera, pero en este caso, además de suministrar anestesia calculada para una persona de 200 kilos a una persona de 70, no hubo una respuesta adecuada ante la emergencia, las condiciones de higiene y respaldo técnico eran deficientes, en fin! Por otra parte, no creo que la nacionalidad del médico sea relevante, a menos que su formación no haya sido suficiente y el proceso de convalidación del título haya sido irregular, lo que vale la pena investigar. Una anécdota que me parece interesante, considerando la facilidad con que los jueces decretan la prisión preventiva respecto de "cogoteros" y "monrreros", es que dos jueces de garantía se hayan negado a despachar una orden de detención en contra del doctor imputado, sobre todo si consideramos que su responsabilidad es manifiesta, que no tiene ningún arraigo en Chile y sus antecedentes comerciales indican que está cubierto de deudas que hacen aun más factible sospechar que más temprano que tarde debería volver a su tierra natal. Ojalá no a trabajar...

Finalmente en cuanto a la situación actual de Jessica, no puedo dejar de recordar el dilema ético sobre el concepto y justificación de la eutanasia y el momento de la muerte de los seres humanos. A eso ya me referí en sepiensa.cl y no daré más lata. Sólo por hoy...


Roberto





Tratar de mejorar nuestra apariencia física, en principio, me parece tremendamente válido, aquella máxima de “quererse como uno es” la considero un atentado contra la libertad que todos tenemos de vernos como nos dé la gana. Pero por otro lado siento que el problema surge cuando buscamos la razón que nos impulsa a realizar transformaciones mas profundas a nuestro cuerpo, por ejemplo, a través de intervenciones quirúrgicas. Así cuando entiendo que el patrón de belleza en este país es ser rubio de ojos azules ( cuando increíblemente y notoriamente la mayoría no lo es ), cuando la belleza expuesta en spots de televisión, fotos publicitarias, etc pasan por la delgadez extrema acompañada de exuberantes pechugas y poto, cuando debes enviar currículo con foto para postular a cargos que no tienen como justificar la solicitud de un tipo físico, me surge la duda si la transformación nace de nuestra libertad de vernos como queramos o justamente de la violentación de nuestro derecho a elegir, radicada en la presión de un medio que condiciona nuestros gustos estéticos. Al parecer, el camino que nos lleva a conseguir el atractivo físico es casi obligatorio, y a su vez es el que lleva a tomar riesgos tales como operaciones en lugares tan poco apropiados como seudo-clínicas estéticas en Tacna o en el garito de Independencia que está a horas de cobrar la vida de su última paciente. Esta obligatoriedad la constato al ver fotos de Jessica Osorio quien, a primera vista, posee un físico envidiable para gran número de chilenas. Lamentablemente si mi percepción es correcta no veo por donde se puede corregir la distorsión que significa la construcción social de belleza, así que finalmente no queda más que asumir que cualquier cambio radical de nuestro cuerpo debe pasar por manos expertas, y así disminuir riesgos.

A pesar de todo lo anterior quisiera hacer un aro con respecto a la reacción airada del Colegio Médico. Creo que como siempre, la cofradía que significa este colegio profesional apunta a generalizar con respecto a la nacionalidad y carácter de todos los médicos extranjeros… Si, es cierto, la profesión de médico es una labor delicada que merece atención ya que sus negligencias significan errores fatales, pero es dable también señalar que nuestros profesionales chilenos no se caracterizan por su abnegación solidaria ni su cercanía con el paciente. Bien es sabido que sus turnos en la administración pública en muchos casos son mínimos, hemos constatado que su cercanía con el paciente es prácticamente inexistente ( hace poco una encuesta realizada a la población calificó como fría y deficiente la relación médico-paciente), recordamos cuando un grupo de médicos gringos venían a realizar operaciones gratuitas a niños con labio fisurado y el “Colegio” interpuso acciones legales para impedir dicha loable acción, nos es conocido lo difícil que significa probar negligencias de nuestros médicos porque obviamente los peritos son colegiados. En fin, hay un sinnúmero de hechos que me llevan a pensar que en este caso hay que escuchar al servicio médico San José, al Ministerio Público ( no te estoy adulando ), al Servicio Médico Legal en su caso ( ante la fatal eventualidad de la muerte efectiva de Jessica ), pero no al Colegio que puede conseguir prebendas que van en directo desmedro de nuestro acceso a la salud.


Freddy

PD: ¿Me fui al porcino parece?, ¿Polémico?. Ante alguna querella me asesoras en mi defensa.

10 de octubre de 2005

DESDE ARICA A MAGALLANES, CHILE, CHILE...



¿Sabes?, con todo lo que me gusta el fútbol, rogaba por no saber del tema durante un buen tiempo. Te juro que por momentos elevé plegarias a fin de que perdiéramos toda oportunidad de clasificar al mundial hace mucho para terminar con este sufrimiento. ¿Y qué pasó?: aquí estoy nuevamente con úlcera, rogando por esos milagros que históricamente nos han sido tan esquivos en el deporte rey, utilizando mis escasas facultades matemáticas para conocer las alternativas (que a todo esto son mínimas) para que chilito saque pasajes al país teutón. En este contexto las preguntas que me señalas respecto a nuestra condición futbolera me merecen análisis disímiles en su extensión. Con respecto a si este es el peor momento de nuestra selección, creo que lo peor fue la eliminatoria para Corea – Japón, sin duda, el momento más humillante que hemos vivido los hinchas, por lejos los últimos en América del sur y el solo hecho de que en algún momento fue D.T. de la “Roja” Pedro García nos dice que el descenso al averno del ranking FIFA fue real y justificado. Pero quiero detenerme en considerar si Chile es un país futbolizado: Creo que no es así. Nuestras manifestaciones de fanatismo no se parecen en lo más mínimo a las que demuestran las sociedades argentina o italiana en que si se puede respirar fútbol todos los días de la semana, más allá de la diferencias cualitativas de nuestros campeonatos. Nuestras únicas muestras de fanatismo pasan por las barras bravas que mucho de fútbol no contienen y son acotadas a tres o cuatro equipos, pero no encontramos gran cantidad de cafés o bares especializados, decorados y que giran en torno al deporte, carecemos de revistas u otras publicaciones especializadas, el público no acompaña a los equipos en el estadio por sobre los resultados, sentimos un desprecio manifiesto por nuestros ex-cracks que mueren en la miseria, etc. En general creo que somos, como en muchas otras cosas propias de nuestro carácter nacional, la variación bastarda de las cualidades óptimas: Somos exitistas, pero no exitosos (nos gusta el éxito, pero no lo alcanzamos, así mismo si por casualidad lo logramos nos subimos a un carro por el que no trabajamos), nos gusta el fútbol, pero somos malos para la pelota, generamos ídolos y luego los derrumbamos, etc. A lo más seríamos “futbolizados a la chilena”… lo que no es un piropo.
De todas maneras ojalá que gane Chile el miércoles, empaten Uruguay y Colombia y sigamos potenciando nuestros vicios respecto al fútbol, mi úlcera se acreciente y tengamos la oportunidad de ver los partidos en Alemania en algún sucucho santiaguino (si es que no vamos a Europa) y hagamos pebre el desempeño de nuestro seleccionado… Así vemos fútbol en Chile mier.……

Freddy



Es difícil comentar un fenómeno con objetividad cuando tenemos poderosos sentimientos comprometidos en el mismo. Hace unas semanas te decía que no entendía el nacionalismo. Pues sin entenderlo participo de una de sus más frívolas e intensas expresiones: el amor por la "Roja de Todos". Nuestra historia es irregular, plagada de éxitos y también de fracasos humillantes ¿Cómo evaluar? Si nos comparamos con países similares al nuestro en el número de habitantes, el número de participaciones en rondas finales de campeonatos mundiales, adultos y juveniles, como también en Juegos Olímpicos, y los resultados en los mismos, parecen bastante satisfactorios, no ocurre lo mismo si consideramos el IDH como parámetro para seleccionar los países con los que podemos compararnos. Peor aún resulta la comparación con realidades más próximas a la nuestra: países como Uruguay y Paraguay nos superan en rendimiento histórico, al mismo tiempo que, simplificando las cosas, son más pequeños y más pobres. ¿Dónde está entonces la diferencia? Me parece que en el interés de las personas, de nuestro pueblo, por el fútbol. No existe real fanatismo, como bien dice Usted: exitistas, no exitosos: Sin ser capaces de mantener revistas serias con información completa (desde la legendaria "Estadio", la "Deporte Total", "Minuto '90", "El Gráfico" y "Don Balón" sólo han sido experimentos parcialmente exitosos y por muy poco tiempo. Hoy sólo tenemos la "Triunfo" de mísera tirada) sin llenar estadios, sin comprometer verdaderamente a las empresas privadas con el fútbol más allá de unas migajas.
¿Es bueno o malo eso? Difícil de determinar. En principio, en cuanto hincha del fútbol, compartiendo la pasión de Galeano y Albert Camus, evidentemente preferiría otro entorno: juntarme a conversar de fútbol con amigotes, una tarde a la semana en "picadas" temáticas con mística, (para lo cual necesitaría un par de interlocutores medianamente informados) asistir los fines de semana a ver jugar al club de mis amores en estadios llenos, como en el Reino Unido. Llenos de gente pacífica, amante del balompié y no de la violencia, y no necesitar encargarle a un amigo de un amigo el Soccer Yearboock 2004 - 2005 a la tierra del Tío Sam, porque aunque cueste creerlo es la forma más expedita de tener acceso a las estadísticas más completas y serias que confeccionan los ingleses, ¡imagínate! más encima pagando impuestos para financiar a los marines. Todo una quimera.
Pero Alex de la Iglesia y Umberto Eco apreciarían un ambiente en que la redonda de 32 cascos despertara aun menos interés. Como todo, en definitiva las sociedades son lo que son y tienen lo que se merecen. ¿Cómo podríamos pretender contemplar relajadamente los últimos partidos de la clasificatoria con nuestro país instalado en Alemania si el máximo dirigente de nuestro fútbol se expresa con dificultad y (sin ánimo de ser despectivo) es llamado "Don Choco"?
Pues nuestra realidad es esa: definitivamente no somos los mejores y estamos aun mucho más lejos de ser los peores. ¿Será quizás como nos gusta? ¿Será que pretendemos que siga así para no gastar tiempo, recursos y menos aún neuronas?
Por mientras, le recomiendo agüita de manzanilla...

Roberto

2 de octubre de 2005

¿POR QUIÉN VOTAN LOS DELINCUENTES?



¿Por quién votan los delincuentes?La pregunta de moda. Parece que incomoda, interesa, ofende y, en general, despierta la curiosidad de muchos. A mi parecer, lo primero que debe especificarse, y creo que es la cuestión más relevante, es ¿quiénes son delincuentes? Al respecto sólo percibo inexactitudes e ignorancia en el medio. Si nos remitimos al diccionario de la RAE, la respuesta es sencilla: "el que delinque". Ahora, en rigor el delito es un fenómeno complejo y con poquísimas posibilidades de análisis entregadas al mero sentido común. Las cuestiones jurídicas, que son las que me son más cercanas por mi especialidad, tienden a reducir groseramente los fenómenos, entendiendo el delito como toda acción típica, antijurídica y culpable y por delincuente la persona que comete uno o más delitos, resulta ser que tendríamos que considerar a todos quienes manejan en estado de ebriedad, quienes compran CDs pirateados, quienes estafan, quienes roban, quienes matan, quienes ejercen de manera torcida la función pública y si ampliamos el espectro de análisis a los delitos - falta, quienes no cruzan las calles por los lugares habilitados, quienes corrieren carruajes o caballerías con peligro de las personas (494 N°6 Código Penal),quienes infringieren los reglamentos sobre corta de bosques (494 N°12), quienes empleando fuego elevaren globos sin permiso de la autoridad (496 N°30)...etc. ¿Es esa la noción que maneja el hombre de la calle? evidentemente No, para la mayoría de las personas el delincuente es el que es detenido por un delito de aquellos que Carabineros de manera coordinada con Paz Ciudadana ha denominado eufemísticamente "de mayor connotación social" (robos, homicidios, violaciones, etc.), porque como parece evidente, para los medios de comunicación, controlados por quienes todos sabemos, desde que es detenido y televisado es culpable sin necesidad de condena ¿O no? Pues no comparto esta visión, para mi un delincuente es aquel que ha sido condenado, mientras no sea así es inocente, y en cuanto al tipo de delito, creo que deberíamos excluir las faltas, de toda naturaleza, pero incorporar, con especial cuidado a los delincuentes de cuello y corbata que muchas veces tienen hasta participación en la propiedad de los medios...
Ahora ¿por quién votan ellos? me gustaría saberlo, pero creo que son seres tan distintos uno del otro que difícilmente podríamos obtener un patrón común. Otra cuestión que me parece implícita en el planteamiento es: que tan válido es su voto, a lo que te respondo con energía: igual de válido y respetable que el del Papa (que a todo esto creo que no vota en Chile) pues, en cuanto personas, me parecen igualmente dignos y protegidos por nuestra institucionalidad. A menos que hayan recibido como sanción la privación de dicho derecho. ¿Malos? lógico que sí, me adelanto a afirmar, aunque la determinación sobre la bondad o maldad del ser humano es aún más ardua. Pero, argumentando de manera pedestre, te diré: el día que me presentes una persona realmente buena, creo que valdrá la pena hacer diferencias con los malos. A las mayorías se les respeta. Sobre todo cuando más que de una mayoría se trata casi de la totalidad.


Roberto



Sin duda, los delincuentes de mayor peso están libres, gozando incluso de prestigio, poder y (ocupando la frase de esta semana) ningún gobierno tendría pantalones para meterlos definitivamente en la cárcel. Además de votar, más encima tienen injerencia en las campañas directas previas a las elecciones e inciden negativamente en campañas constantes contra tal o cual bando (siendo sinceros, básicamente a favor de la facción que invoca a la delincuencia como su bandera de lucha, o sea, la derecha).
Ahora bien, si usáramos como marco la idea de que la delincuencia es la relativa a hechos nocivos de gran connotación social, sólo a nivel de percepción, me atrevería a asegurar que los “maleantes” (como son definidos) ¡NO VOTAN!. Ya hace mucho se señala que gran parte de la masa de “delincuentes” corresponde a menores de edad que ya por esa condición se hayan imposibilitados de ejercer el sufragio y la otra gran parte de los denominados antisociales puede que en su mayor parte devengan en ese tipo de actividades por exclusión o marginación del sistema (O.K. no todos, pero insisto una gran parte), así un número considerable de personas imposibilitadas de tener un futuro mejor ya sea por discriminación, falta de estudios, origen pobre, condiciones de violencia intrafamiliar, en fin, ubicados en la periferia de los logros macroeconómicos de nuestro chilito, difícilmente querrán votar por uno u otro toda vez que sus resultados (magros o no tanto) los obtienen asistémicamente (sin considerar que nuestro sistema de elecciones, desde los requisitos para votar, o sea inscripción y el sistema binominal no invitan precisamente a elegir). Al final creo que los candidatos deberían buscar la fórmula para que en el futuro, en vez de permitir las condiciones óptimas para el surgimiento de delincuentes creen los espacios para que cada vez haya menos marginados y entre varios beneficios existan más electores. (Como que me fui del tema ¿cierto?)
Freddy


27 de septiembre de 2005

SOBRE SANTIAGO



¿Es Santiago una ciudad agradable para vivir?, la pregunta que lanzaste, sin duda, es recurrente, pero no por ello agotada. Me parece interesante la provocación considerando que vengo llegando de una semana en el sur de chilito (donde a su vez seguí derribando mucho de los mitos relativos a su gente y tierras aunque eso requiere otra conversación) cuyos lugares como Valdivia, Osorno, Puerto Montt y Puerto Varas algo de sanación entregaron a mi esmirriada alma. Con dicha paz interna pienso en Santiago y la verdad es que analizo las críticas recurrentes que le realiza la gente y llego a la conclusión que… Sí tienen razón. Existen ciento cincuenta mil argumentos para no vivir en Santiago, creo que nadie puede negar el problema del smog, la delincuencia, la aglomeración asfixiante de personas en ciertos lugares, los problemas sicosociales (sentimiento de marginalidad, de soledad, ritmo acelerado y agobiante de trabajo, etc.), lo gris de su apariencia que se refleja en el semblante de sus habitantes, en fin un cúmulo de evidencias que a cualquier extraterrestre o algún visitante de una ciudad desarrollada (que curioso, me resultan similares) lo dejaría pensando un rato largo el porque cinco millones de tontos siguen en un lugar que a todas luces es desventajoso. La verdad es que como miembro honorario de este club de cinco millones, miembro que no se iría de este lugar, creo que a pesar de las innumerables pruebas de lo invivivle de Santiago busco sólo una razón para permanecer aquí y lo bueno es que la encuentro, es una razón dual y es la dicotomía de ciudad grande y pequeña a la vez. Creo que no cuesta mucho destacar en esta ciudad, con un poco de trabajo y contacto un alma megalómana puede ser reconocida en muchos círculos, situación impensada en Nueva York o Tokio, es aquí cuando considero a Santiago una ciudad estrecha, pequeña, casi mínima, puedo saludar a gente en lugares increíbles y me reconocen. Lo increíble es que si quiero desaparecer Santiago se vuelve una ciudad enorme, no evidente y puedo perderme sin dejar huella, lo que a ratos agradezco y encuentro impagable. A la larga mi gran razón para vivir aquí es la elasticidad de esta ciudad en la que siempre he vivido y que se ajusta a las condiciones cambiantes de mi curioso espíritu.

Freddy



Siempre me ha sorprendido el cariño por lo "propio", nunca he entendido el nacionalismo. ¿Por qué tienes que amar un país o ciudad por el sólo hecho de haber nacido ahí? Si profundizamos, creo que en esos casos lo que se ama son los amigos, familiares y recuerdos. Evidentemente no hago excepción con Santiago. Si amo u odio a la capital, no tiene nada que ver con que yo sea santiaguino. Y, en este caso, me abstraeré de mis cariños y memorias A estas alturas asumo como principio de vida un relativismo extenso. Por lo mismo, la distinción que haces entre un habitante de Santiago y un "extraterrestre" me parece acertada. Ahora, así como tu comparas Santiago con ciudades desarrolladas ¿Por qué no compararla con Nueva Delhi? Santiago no es una ciudad tan contaminada como El Cairo ni los niveles de delincuencia son como los de Río. ¿Entonces, qué apreciación es válida? Evidentemente TODAS, pero existen algunos argumentos formulados en un debate tan poco novedoso como éste creo que parten de un error: Creer que todos estamos de acuerdo en que queremos una ciudad modelo, ordenadísima y tranquila al estilo de ciudades de países desarrollados. Creo que parte del encanto, de Santiago, al menos para mí, es su desorden, asimetría y ruido. Hay belleza también en la pobreza. Lo que me gusta de Santiago es precisamente el desorden, se trata de una ciudad disparatada que nunca termina de sorprendente. Así, tal falta de armonía, no me gusta para mi casa, precisamente porque es MI casa, me gusta para el resto del entorno: la ciudad en que vivo. Tan poco armoniosa es, que en el centro del desorden a veces encuentras parajes exageradamente pulcros, limpios y ordenados, casi plásticos. Me sorprende ver como los sistemas de recolección de basura funcionan a la perfección en una manzana, y en la siguiente, pésimo.Ahora, en cuanto a los lugares de encuentro, creo que tenemos muchos, místicos, acogedores y bien distribuidos. Por lo mismo siempre tendrás donde perderte. Como te gusta.Pero quizás a veces me queda un poco grande, sobre todo cuando debo ir a un sitio del suceso a Quilicura. O ir a visitarte a San Bernardo.Tengo fe en el Transantiago. Y tengo fe en que nuestra ciudad mantenga sus asimetrías y locuras, en la medida que se va pareciendo día a día más a Miami. Como quiere el pueblo.Vox Populi, Vox Dei.






Roberto

21 de septiembre de 2005

Esto comienza gracias a todos tu solo





Ya seres humanos, comienza este espacio de conversación entre nuestro equipo multidisciplinario (ver foto)personas aburridas de la cotidiana conversación sin sentido en nuestros diarios espacios de paso. Ahora trasladaremos nuestro discurso trasnochado, desde los bares de mala muerte de Santiago a la web. ¡Nos vemos!