20 de agosto de 2011

Así es la cosa... y si no te gusta, te bajas de inmediato!




El jueves pagué la última cuota de un crédito de consumo, que me acompaño casi por diez años. La necesidad de dinero cuando lo contraté no era tal. Sí, como muchos, lo quería para comprar cosas que en realidad no necesitaba. Y luego me vi en dificultades para pagarlo y tuve que repactar. Y luego volver a repactar y me hicieron arar con intereses. Definitivamente el modelo neoliberal no tiene la culpa de que yo sea un estúpido, pero sí de que lo seamos yo y varios cientos de millones más, presionándonos a crear cosas, construir objetos y generar servicios, la mayoría de dudoso valor y utilidad, hasta que nos convencemos de manera muy poco natural que lo tienen. De ahí a que estas se conviertan en señal de status y victoria, hay un paso; de ahí a que los que pueden las acumulen, otro. Pero el paso decisivo se produce cuando los que no pueden tenerlos se deprimen y envidian. Se endeudan, se alienan. El punto de partida de marginación y la violencia.

Es un problema casi marginal si viviéramos en una sociedad en que nos diéramos el gusto de disfrutar de Plasmas, Nintendos Wii, chaquetas ”The North Face” y 4X4s, todos por igual. O casi por igual. Digamos superficialidad vana bien distribuida no mata. Y si no está de acuerdo, el foro de discusión es otro, en que me de un tiempo para revisar mis textos de Habermass, Russel, Marx e incluso la Biblia.

Pero vivimos en Chile y todos podemos presenciar un entorno de marchas, cacerolazos y reclamos intenso. Excitante. ¿Por qué? Porque es una realidad en que la diferencia entre el que vive en el mundo del 4x4 y the North Face, y el chico limítrofe al que tengo en internación provisoria por robo con intimidación es sideral. Diferencias de esas que sobrecogen y no se ven en otras latitudes: En Somalía todos se están muriendo en la miseria, en Noruega todos viven al borde del suicidio con su riqueza (porque no hacen asados los domingos con sus amigos, porque no se besan, porque no se ríen)

A lo que voy, aunque así lo parezca y así se debata, el problema no es tan solo la Educación. Es el modelo. Y lo es, porque mis apreciaciones no son compartidas. Porque a muchos les gusta esta forma de vivir la vida loca. Por eso, porque algunos luchan por defenderlo (los que lo gozan) y otros por sabotearlo (los que lo sufren) es un real problema. Y no quiero engañar a nadie y menos a mi mismo, la reproducción de privilegios que el modelo educativo de nuestro país ha construido tiene muy felices a algunos, por eso será difícil buscar un consenso PORQUE NO TODOS ESTAMOS DE ACUERDO EN LO QUE QUEREMOS. Porque si mis hijos están sacando partido de las distorsiones, me hago el gil y trato de apuntar en otra dirección. ¿Es posible que muchos renuncien a sus privilegios para lograr un acuerdo? ¿Es factible que muchos se conformen con desigualdades esenciales para llegar a un consenso? Difícil.

Difícil porque tener un plasma, un 4X4, joyas y libros Anagrama (para que no me vean apaleando solo al resto) no vale absolutamente nada si el que vive en una comuna en el otro extremo de la capital lo tiene también, o, si se quiere, no tiene ningún sentido tenerlos si con eso no le demuestro a nadie que yo gané.

Porque todos queremos ganar ¿no?


Roberto

1 comentario:

Anónimo dijo...

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